martes, 14 de noviembre de 2017

El precursor

A leer que la emisión mundial de dióxido de carbono ha crecido un 2% en 2017, acabo de darme cuenta de cuál es la verdadera estrategia de Puigdemont y los “indepes”, que un servidor, obnubilado por el ondear de las banderas y por la involuntaria exposición a altas dosis de centralismo español, no había sabido percibir hasta ahora, cuando estaba clarísima.
Puigdemont, al fomentar la salida de grandes empresas del suelo catalán, está suscitando, por la vía de los hechos, que son los que valen y no las rimbombantes declaraciones sobre el cambio climático, un cambio de modelo productivo y proponiendo un sistema alternativo al contaminante capitalismo industrial. El ex president es un incomprendido, un adelantado a su tiempo, un precursor del postcapitalismo, un mártir del clima, un Prometeo de la Tierra, un adalid del conservacionismo ambiental, un audaz visionario que, en la práctica, deja atrás a los “verdes” más conspicuos.   

Su plan oculto es facilitar el retorno a la sociedad preindustrial, a la idealizada arcadia rural, con la masía como unidad de producción y el mercado local como unidad de consumo, para restaurar la tranquila vida de aldea, asentada en la familia, el municipio (con ediles independentistas), el casino, la parroquia (con cura separatista) y la sardana después de misa. El catalán independentista como portador de valores eternos es el modelo humano del futuro. ¡Qué callado se lo tenía! Y nosotros, pobres ignorantes, pensando que era un insensato.

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