El discurso de los nacionalistas catalanes es un discurso refractario a la duda y blindado ante la crítica, porque se funda en la fe, en la creencia y obediencia de los seguidores. Está construido a base de acumular mitos que explican los avatares de un pueblo elegido, idéntico a sí mismo a lo largo de la historia y consciente de sus objetivos desde la noche de los tiempos (antes de que España existiera e incluso antes de Roma, como sostienen algunos).
Como afirma Cassirer en "El mito del Estado", destruir los mitos políticos rebasa el poder de la filosofía; los mitos son, en cierto modo, invulnerables, son impermeables a los argumentos racionales, no pueden refutarse con silogismos.
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