sábado, 1 de noviembre de 2014

Relevo en RTVE



Good morning, Spain, que es different


En el modelo de Estado neoliberal pero autoritario, que el Partido Popular lleva en la sangre, controlar la información exige controlar a los informadores, y en eso anda sobrado de pericia y experiencia, pues fue fundado y dirigido durante bastante tiempo por Manuel Fraga, ex ministro de propaganda de la dictadura.
Además de contar con periódicos y canales de radio y televisión privados y políticamente afines, el Gobierno va consiguiendo poner sordina a las voces críticas y neutralizar a medios de información que parecían más alejados de sus posiciones -hasta El País, según la vicepresidenta, se ha sumado al coro monofónico- para llegar al ideal, que es imponer el discurso único.
El Partido Popular también cuenta con el apoyo de medios de comunicación de carácter local y emisoras públicas de televisión con cobertura regional, que tan buen resultado han dado como órganos de propaganda de gobiernos autonómicos -neoliberalismo de taifa-, como antológicos han sido sus fracasos económicos, mostrando lo difícil que es mentir y a la vez ganar dinero. Pero hacía falta un medio de comunicación potente y con cobertura nacional para obtener la máxima eficacia en la imprescindible labor de configurar la realidad según las necesidades del Gobierno, y ahí estaba Radio Televisión Española como pieza codiciada. 
Utilizando la mayoría absoluta en las cámaras, el Partido Popular derogó la normativa de Zapatero, que exigía el acuerdo de dos tercios de los votos del Congreso para elegir al presidente de RTVE, y confió su designación al Gobierno respaldado por la bancada “popular”, que entregó el cargo a Leopoldo González Echenique, quien lo ejerció desde junio de 2012 hasta su dimisión, el pasado mes de septiembre.
La empresa y sobre todo los servicios informativos se pusieron a disposición de personas (y de los colocados que venían con ellas) que habían desempeñado funciones de dirección en Telemadrid, empresa pública de información llevada a la ruina, incluyendo el despido de 861 trabajadores, por asumir la servil condición de rendir pleitesía a la presidenta del gobierno autonómico, Esperanza Aguirre. Ella también muy neoliberal, pero autoritaria, como obliga su título nobiliario. 
El resultado de la maniobra ha sido perder verosimilitud, como demuestra la caída vertiginosa de la audiencia de RTVE, y llegar a una situación económica que presagia el despido de 3.000 mil trabajadores (la mitad de la plantilla) para reducir costes, que es remedio universal de los malos gestores.
La sustitución de Julio Somoano (que sigue en la Casa, cobrando) en la dirección de los servicios informativos por José Antonio Álvarez Gundín, procedente del diario La razón dirigido por nefasto Francisco Mahuenda, confirma el carácter sectario que el Gobierno (y CiU, que ha apoyado el nombramiento) insiste en imprimir a la radio y a la televisión públicas.
Decía Goya que el sueño de la razón produce monstruos, pero se quedaba corto. Ahora son monstruos los que producen La Razón. Queda por ver lo que producirán en la pequeña pantalla. Llega Poltergeist.

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