Good morning, Spain, que es different
La
encuesta de Metroscopia que publicaba ayer “El País” (2-11-2014) es de susto. A
más de uno (y de una) se le deben de haber puesto los pelos como escarpias,
porque coloca a “Podemos” en primera posición en intención directa de voto.
"Podemos"
recibe el 22,2% de las preferencias de voto; el PSOE el 13,1%; el PP cae hasta
el 10,4%; IU-ICV el 3,7% y UPyD el 3%.
Su
portavoz, Pablo Iglesias, es el único de los dirigentes políticos que obtiene el
aprobado. El saldo, entre los que aprueban y desaprueban la gestión, en Sáenz
de Santamaría es de menos 45%; Rosa Díez de menos 18%; Pedro Sánchez menos 17%;
Susana Díaz menos 18%; Cayo Lara menos 34%. Pero la palma se la lleva Rajoy,
con un 63% negativo. El descrédito del Presidente del Gobierno es difícil de
soportar con serenidad incluso para los suyos.
El
momento en que se ha realizado el sondeo ha sido claramente desfavorable para
el Partido Popular, por los nuevos casos de corrupción conocidos (tarjetas de
Bankia, “Operación Púnica”), la mala gestión de la crisis del ébola y una
situación económica que no remonta a pesar del optimismo del Gobierno.
Tampoco
ha sido una buena coyuntura para Podemos, ya que estaba metido en un proceso
constituyente, en el que han surgido las dificultades propias del intento de delimitar
las líneas de intervención política y han aflorado diferencias en su núcleo de
dirección. Pero, de momento, "Podemos" recoge los resultados de lo que estimo han
sido sus grandes aciertos.
El
primero es tener un mensaje crítico y claro sobre la presente coyuntura económica
y política, pero que la desborda para ir más allá: al agotamiento del propio
régimen político salido de la Transición, que no reside sólo en la poca calidad
de las élites políticas y económicas sino también en el deterioro de las
instituciones. No es sólo un problema de personas mediocres o incapaces (o corruptas),
sino de estructuras viciadas y envejecidas.
El
segundo es haber dado expresión política a lo que muchas personas sienten y
piensan en privado. Es decir, haber convertido problemas, preocupaciones y situaciones
personales en problemas colectivos, que exigen soluciones colectivas, y de
haberlo hecho en el lenguaje en que la gente se expresa.
El tercero es haberse
colocado fuera de la habitual retórica y de los foros de la clase política para
llevar la política a la calle. Podemos tiene el mérito de haber incorporado a
gran cantidad de personas al debate sobre la gestión de lo que es público y
compartido; de haber sacado la política de los habituales cenáculos para hacer
política de masas. Es un esfuerzo grande para lograr participación, que los políticos
de la casta despectivamente llaman populismo porque les arrebata el monopolio de
la gestión de lo público, que hasta ahora han tenido como políticos
profesionales. "Podemos" ha llevado a los ciudadanos la idea de que lo suceda
depende de ellos como sujetos activos.
En
cuarto lugar, las propuestas de salir de la crisis por otro camino. Ante el
mensaje de resignación que difunde el Gobierno recomendando paciencia y
austeridad -no se puede hacer otra cosa, confiar en Merkel y esperar los
resultados- "Podemos" señala la inutilidad del sufrimiento provocado por la
austeridad a cualquier precio; la utopía neoliberal de pensar que aumentando el
desempleo y la precariedad laboral, produciendo menos, consumiendo menos, extendiendo
la desigualdad, haciendo más ricos a los ricos, aumentado la pobreza y la
marginación, con más personas dependiendo de las ayudas del Estado y cada día
más de las de sus parientes y vecinos, vamos a salir de la gran recesión.
En resumen, ha venido a
señalar que con la misma clase política, la misma corrupción, el mismo régimen político
y mismo modelo económico, no hay una salida a la recesión que sea soportable
para la inmensa mayoría del país. Y eso, la gente parece que lo ha entendido.
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