Good morning, Spain, que es different
Hace
más de un siglo, en los Estados Unidos, cerca de cinco mil huelgas y cientos de
manifestaciones apoyaron el llamamiento del IVº Congreso de la Federación
Americana del Trabajo, para reducir, a partir del día 1 de mayo de 1886, la jornada
laboral a ocho horas.
En
muchos casos, la policía y las bandas patronales reprimieron violentamente las
concentraciones de trabajadores. En Chicago, la policía y los agentes de la
Pinkerton produjeron seis muertos y medio centenar de heridos, lo que generó
una posterior concentración de protesta en Haymarket, pero la explosión de una
bomba y los disparos de la policía acabaron trágicamente con la manifestación. Se
decretó la ley marcial para facilitar las pesquisas de la policía, pero no se
localizó al que provocó la explosión. En cambio fueron acusados de ella ocho
trabajadores, que, tras una farsa de juicio, fueron condenados a la horca. A
tres se les conmutó la pena por la de prisión perpetua, otro se suicidó y los restantes
fueron ejecutados el día 11 de noviembre de 1887.
Este
es el origen del festividad del 1 de Mayo, que se celebra en muchos lugares del
mundo, excepto en Estados Unidos, donde el Labor Day se celebra el 5 de
septiembre, ligado también a la reclamación de la jornada de ocho horas.
Han
transcurrido ciento treinta años desde aquellos sucesos, pero en lo que
respecta a la jornada laboral en España hemos retrocedido. La jornada de 35
horas semanales o incluso de 40 horas es un sueño; son frecuentes las jornadas
de 60 y 70 horas semanales, es habitual trabajar, gratuitamente, dos o más
horas diarias por encima de lo que recoge el contrato; el montante de las horas
extras trabajadas y no pagadas equivale al empleo de 90.000 personas
contratadas a jornada completa.
Los
asalariados también han perdido dinero. En 2011, los trabajadores recibieron en
salarios 531.000 millones de euros, 2015 han sido 510.000 millones, por tanto
hay una pérdida de 21.000 millones de euros, que no es cualquier cosa. Pero aún
con esta merma, los trabajadores y sus familias han debido de hacer frente a la
reducción de 78.000 millones de euros en la prestación de servicios públicos
efectuada en cinco años, reducción de gasto público que las familias han debido
de asumir para vivir igual o bien reducir su calidad de vida.
En
España, el riesgo de caer en la pobreza es el 30%, el segundo más alto de la
Unión Europea, y el riesgo de ser pobre aun trabajando ha subido desde el 14%
en 2011 al 18%, pero si se está parado el riesgo asciende al 60%. Desde 2011,
600.000 parados han perdido la prestación y engrosado el número de pobres.
Entre las mujeres divorciadas, separadas o solteras con hijos el riesgo de
llegar a ser pobre es del 53%.
Es decir, que la patria da
poco. No obstante, la cuota de patriotismo obligatorio, léase impuestos, es
alta. Un contribuyente español sin hijos paga en impuestos y cotizaciones
sociales el 39,6% de su salario bruto frente al 36% de media en la OCDE. En
España, la presión fiscal sobre el trabajo, en impuesto sobre la renta y las
aportaciones a la Seguridad Social, supone el 88% frente al 77% de media de los
países más desarrollados.
En
España no trae cuenta ser “currante”, es mucho mejor ser banquero. En 2014, 119
banqueros españoles cobraron más de un millón de euros (digo yo que sin haberlo
merecido), lo que coloca a España en quinto lugar de la Unión Europea con mayor
número de jerifaltes bancarios con sueldos millonarios, cuya remuneración media
fue de 2,39 millones de euros, frente a la media europea que fue de 1,9
millones de euros, que tampoco está mal.
¡Ah! El gobernador del Banco
de España ganó en 2015 la cantidad de 183.969 euros, un 4,5% más que en 2014.
Primero de mayo, día de la
dignidad de los trabajadores, jornada anticapitalista por excelencia y día de
la lucha obrera. Sin lucha no hay clase social, sin lucha no hay más que
sumisión al capital o resistencias individuales. Sin lucha no puede haber
victoria.
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