domingo, 29 de mayo de 2016

Programas parciales

Para llegar a lo que dice Santi Mondejar, hay que abandonar el principio de las ideologías omnicomprensivas, que lo explican todo. Lo cual supone que sólo hay una manera de entender y gobernar la sociedad, que es la del propio partido, y que todas las demás están equivocadas. Lo contrario está mas cerca de entender una realidad complejísima, dinámica y multiforme, de la cual los programas de los partidos son sólo aproximaciones parciales, por tanto, conocer la verdadera cara del país, o conocerla con más amplitud o certeza, requiere el concurso de todos o por lo menos de muchos. Este es el principio que guió la libertad de expresión y el nacimiento de la opinión pública: de la discusión entre diferentes opiniones saldrá algo más cercano a la verdad que de una sola opinión. Por supuesto, no todos podemos opinar sobre todo con acierto, pero tratándose de política, de los asuntos comunes que afectan a nuestra vida, la diversidad de opiniones acerca a la verdad, o mejor, a la realidad.

En la crítica política es difícil arremeter contra el partido que ocupa el gobierno y las instituciones, pero salvando a estas del uso partidista que hace el oponente. La crítica constante, acerba la mayor parte de las veces, contra el oponente, o mejor la bronca política, que es lo que tenemos ya que el debate escasea, con frecuencia desemboca en una postura anarquizante o antisistema. Por ejemplo, quienes en Cataluña o en el País Vasco, claman contra el Estado, están sembrado la desconfianza en el Gobierno autonómico, que forma parte del Estado denostado, pero a la vez en el Estado alternativo.

Efectivamente, el quid del asunto está en tocar el poder; en cómo acercarse a él y en cómo ejercerlo con acierto, con prudencia y con justicia y eso es otro cantar.

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