martes, 3 de mayo de 2016

La historia no se repite

Sobre el tiempo, la historia…

¡Ojo!, Alejandro, yo no afirmo que la historia se repita, sino que si se piensa que todo es igual, entonces la historia se repite, y por tanto, de nada sirven los libros, ni el conocimiento ni la investigación, ni la experiencia, porque la explicación es siempre la misma, y válida para siempre: el mundo evoluciona en apariencia, en la forma, pero en el fondo permanece igual a sí mismo. Nada nuevo bajo el sol, que decía aquel Parménides, creo, frente al dialéctico Heráclito.
Y vuelvo a lo mismo, a la metafísica implícita que hay en ese párrafo, que es una de las epidemias que sufre la izquierda, y que se manifiesta en la analogía de situaciones históricas sin ningún tipo de matiz ni explicación, como si respondieran a la misma lógica, al mismo tiempo, a las mismas situaciones, personas, gobiernos y estadios de pensamiento.
Yo no sé si la mayoría de la población mundial vive como en el año 1200. Pero, ¿dónde? ¿En China? ¿En la India? ¿En Méjico? ¿En Francia? ¿En Alemania? ¿En Europa?
De momento hay un dato que parece incontestable y es el crecimiento de la población: parece que a escala mundial los nacimientos superan a las muertes y no creo que se deba al azar. No sé si hay más comida, menos ganas de morirse o más ganas de procrear. Pero aparte de eso, está la interpretación de los hechos que tú haces y que no es la misma que se pudiera hacer en el año 1200. ¿A qué se atribuía el hambre en Europa, no digo ya en América o en Australia, en el año 1200? Aventuro que la explicación es bastante distinta a la que damos hoy aquí.
¿Cómo se explicaba y justificaba el uso de esclavos en la Roma imperial? Me imagino que la concepción de la esclavitud que tenía Diocleciano era diferente de la que tuvo Lincoln, para el cual no había justificación posible.
¿Tu explicación es la misma? ¿Es acaso posible equiparar tu reacción ante la agresión a una mujer con la de un hombre del año 1200?
Dices que la democracia, aún imperfecta, sólo está instalada en unos cuantos países. ¿Y cuánta gente pensaba, en el año 1200, que la democracia, aún imperfecta, era lo deseable y se lamentaba por su ausencia?
Dices que “la lucha entre cristianos y musulmanes era una lucha de tierras, de economía, de supervivencia; el combate de Bush contra el eje del mal me parece a mí que tiene la misma base”. ¿Tú crees? Te olvidas de lo principal: de la religión, pues estás hablando de cristianos y musulmanes. ¿Crees tú que el Corán es un tratado de economía que intentaba transformar a las tribus nómadas de Arabia en un pueblo sedentario al que le interesaba la propiedad de la tierra? Tierra tenían de sobra, pero su vida estaba montada de otra manera.
¿Crees tú que la rápida expansión, que, entre el año 661 y el 750, llevó a los mahometanos desde Medina hasta el sur de Francia, por occidente, y hasta la India y Cachemira, por oriente, era una cuestión de supervivencia, una simple apetencia de tierras, como la que impulsó a Hitler a invadir Rusia buscando ampliar el "espacio vital" de Alemania? ¿Era una expansión económica o era la propagación del credo recién nacido? ¿Les movía la fe del converso o el cálculo de inversor? Y estamos otra vez en lo mismo: pensar que las tribus árabes del siglo séptimo se movían por los mismos impulsos, por la misma lógica, que el mandatario del país más adelantado del mundo en el siglo XXI, hijo además de una familia de magnates petroleros? ¿Ha cambiado algo bajo el sol o todo sigue idéntico a sí mismo? ¿No ha cambiado la forma de pensar al compás de los cambios en la forma de vivir? ¿Ha cambiado la forma de producir, de repartir, de consumir, pero seguimos pensando de la misma manera, con las mismas categorías, con los mismos conceptos y los mismos esquemas que hace dos o tres mil años?   

En tu polarizada exposición -el ying y el yang, que Dios confunda- evitas un elemento fundamental, que eres tú mismo. Emites un discurso, más bien apocalíptico, pero tú no apareces como cronista humano, sino como un ente sin memoria que suelta los datos y construye las frases; omites el conocimiento desde el que tú emites, que no es intemporal, sino que corresponde a este tiempo, a este país, a esta etapa de la humanidad, que es lo que aparece al fondo de tu posición, sin que lo adviertas, claro. Porque, Alejandro, toda tu crítica está realizada desde una mentalidad contemporánea, que ha asumido varias generaciones de derechos -civiles, humanos, sociales y ambientales-, cuya formulación, lejos de haber brotado de forma espontánea o de haber existido por los siglos de los siglos, ha sido un largo y trabajoso proceso, lleno de obstrucciones y de sangre, y cuyo ejercicio está siendo aún más largo y costoso. Y si todo eso, que forma también parte de la historia de la humanidad, no entra en el análisis, entonces nada se entiende. La historia de los hechos sin la historia de los cambios de mentalidad no es una historia más objetiva, sino una historia coja; es media historia, por decir algo; una fábula en el mejor de los casos.

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