jueves, 25 de septiembre de 2014

La "toba"



Good morning, Spain, que es different

Ayer, una persona que caminaba por la calle delante de mí, hizo un gesto que me devolvió recuerdos de hace años. Fue un hecho nimio, casi imperceptible, como otros muchos de los que ocurren cada día en una gran ciudad, sin relevancia sociológica; un acto no representativo socialmente, pues no está respaldado por datos, estudios o estadísticas que den cuenta de su extensión o magnitud, pero sí indicativo de lo que está sucediendo en este país.
Un hombre de mediana edad caminaba delante de mí y en un momento dado se agachó, recogió una colilla del suelo, la encendió y siguió caminando, tan ufano por el hallazgo, fumándose aquel residuo de un cigarro ajeno; una “toba” o una “burilla”.
Había visto personas de diferente edad y sexo, también niños, tratando de encontrar alguna ayuda para sobrevivir hurgando en papeleras y contenedores a ver si la suerte les ponía al alcance de la mano objetos metálicos, restos de aparatos electrónicos, cartones o embalajes; también había visto sacar diarios, revistas y papelote de los contenedores, buscar productos caducados en los contenedores de basura de los mercados y supermercados, pero hasta ahora no había visto reciclar tabaco ajeno sobre la marcha. También me han dicho, aunque yo no lo he visto, que hay gente que atrapa palomas en los parques con la intención de llevarlas a la cazuela. Los cual me lleva a aquella idea de Groucho Marx, el más filosófico de los brothers, de que la bonanza era cuando la gente daba de comer a las palomas y que la crisis era cuando sucedía lo contrario.  
¿Acaso llega la España de postguerra después de la España postmoderna? Pues ya se ven indicios de la vuelta de viejos oficios y ocupaciones artesanales o, como decía Valle Inclán, de maneras de vivir que no dan para vivir. ¿Vuelven los traperos, de los chamarileros, de los chatarreros? ¿Volvemos al mundo barojiano de La busca?
Acaso sea el antiguo colillero la figura representativa del emprendedor sin capital, que nos propone el Partido Popular instando a los que menos tienen a sacar adelante el país.
Mientras tanto, Rajoy, que no pisa la calle desde hace años, intenta convencer a los chinos de que España camina definitivamente por la senda de la recuperación y de que es la locomotora de Europa, en contra de lo que afirman Draghi, la OCDE y el mismísimo Banco de España.

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