jueves, 15 de noviembre de 2018

Ortega Lara

Tengo respeto por este hombre, que sufrió un calvario a manos de unos fanáticos, pero discrepo mucho de sus opiniones, que prefiero atribuir a la ignorancia antes que a la mala intención. 
La guerra no la desencadenó la izquierda. El 18 de julio de 1936, una parte del ejército, que ya lo había intentado en 1932 con Sanjurjo, se levantó en armas contra el gobierno legal de la II República, para defender, dijeron en principio, a la República contra un golpe de los comunistas que sólo estaba en su imaginación. 
El golpe militar fracasó en parte de España y se inició una guerra civil, que no acabó hasta que Franco, erigido en comandante en jefe, obtuvo la rendición incondicional de las tropas republicanas. Lo que vino después, si es que se quería restaurar el orden público, no era necesario; sí lo era si se trataba de un acto de venganza y de expolio contra los vencidos, y de sofocar cualquier oposición durante décadas, en una época, el auge del fascismo en Europa, de matanzas y de expolios. Pero la guerra, iniciada en nombre de España, no pretendía gobernar España para todos, sino convertir el país en botín de los vencedores. Y de esa idea muchos todavía no se han apeado. 
Las izquierdas y los demócratas perdieron la guerra; eso nadie lo niega, pero ¿qué mal hacen pidiendo dar sepultura a sus muertos?. Nadie ha pedido restituir las haciendas expropiadas, ni organizar juicios sumarísimos contra aquellos que participaron en la represión posterior a la guerra, se pide rehabilitar el nombre de los que cayeron en la guerra del bando republicano defendiendo una idea de España que tiene mucho que ver con lo que hoy son España y Europa. 
Nunca pediría un zulo para Ortega Lara por sus opiniones, como alguno sugiere, pero sí que pasara unas horas en una buena biblioteca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario