jueves, 15 de noviembre de 2018

Desayuno con Mancini

Desayuno con Mancini, pues la música es lo mejor de la película, que es puro realismo rosa. La película no me gusta, la he visto varias veces y cada vez me gusta menos. Es la versión edulcorada de un relato, más duro, de Turman Capote, al que se ha despojado de dramatismo y, a base de tupidos velos, parece una comedia romántica, que no es, pues la forma de vida de los protagonistas, Peppard y Hepburn, que sólo queda apuntada, no es de comedia: él, escritor que aspira a triunfar, hace de chulo que vive a costa de una mujer mayor; ella, que aspira a triunfar como estrella, vive las noches de Nueva York a cambio de los donativos de un señor, un "papaito", que la mantiene (¿a cambio de qué? Chica ingenua y caballero generoso o simplemente prostituta de lujo. Todo muy bonito, en Nueva York, en color y con una célebre banda sonora del maestro Mancini, que dulcifica una historia que es más bien de blanco y negro. Hay películas mejores sobre el mismo tema. Por ejemplo: William Holden, también escritor, en "El crepúsculo de los dioses" ("Sunset Bulevar") o Liz Taylor, top model, ligera de cascos, en "Una mujer marcada".

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