sábado, 7 de abril de 2018

Ortega. Claridad


Hay quien sabe vivir como un sonámbulo; yo no he logrado aprender este cómodo estilo de existencia. Necesito vivir de claridades y lo más despierto posible. Si yo hubiese encontrado libros que me orientasen con suficiente agudeza sobre los secretos del camino que España lleva por la historia, me habría ahorrado el esfuerzo de tener que construirme malamente, con escasísimos conocimientos y materiales, a la manera de Robinson, un panorama esquemático de su evolución y de su anatomía.
Yo sé que un día, espero que próximo, habrá verdaderos libros sobre historia de España (...) Pero el hombre no puede esperar. La vida es todo lo contrario de las Kalendas griegas. La vida es prisa. Yo necesitaba sin remisión ni demora aclararme un poco el rumbo de mi país a fin de evitar en mi conducta, por lo menos, las grandes estupideces.
Ortega, España invertebrada", Prólogo a la 4ª edición, junio, 1934, Madrid, Revista de Occidente, 1955, p. 15.

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Por la controversia que suscita y por lo que su pensamiento aporta de reflexión sobre el presente, Ortega es un clásico, pero en otros aspectos es un hombre de su tiempo, que trata de responder a los desafíos de su época. Sus reflexiones sobre las relaciones entre las masas y las élites pueden parecer, hoy, disquisiciones de un señorito, que también lo era, y propias de un "neocon", pero, ante la crisis del parlamentarismo y del Estado liberal, donde la situación de España era bastante acorde con la del resto de Europa, Ortega está en la onda de Mosca, Pareto, Michels, tratando de explicar la crisis de hegemonía de la burguesía y a la vez de explicar y tratar de contener el auge de los movimientos de masas. En una crisis de gobernabilidad, como era la España anterior a la II República, Ortega reflexiona y apunta soluciones que luego serán tomadas, algunas por José Antonio y la Falange, pero que ya había sido propuestas por Joaquín Costa. Su "cirujano de hierro" es una metáfora sobre el necesario dirigente ante el ocaso de la tradicional élite gobernante. Son años en que aparecen propuestas sobre líderes carismáticos, conductores de masas y élites inapelables, sean de derechas, cuya máxima expresión son los grandes partidos uniformados y encuadrados, fascistas e hitlerianos, o de izquierdas, porque la teoría del Partido Comunista, según el modelo salido de los primeros congresos de la III Internacional, no deja de ser una teoría de las élites.

Simone Weil, muy bien; Arendt, muy sugerente, pues claro. Pero habrá que preguntar a los profesores porque prefieren a unos autores o autoras en lugar de a otros, porque la libertad de cátedra, por el momento, da para eso.

Hombre, la obra de Ortega, muy periodística, castiza, es más asequible a los lectores españoles. Y se puede estudiar de modo crítico o reverencial, depende de la orientación que quiera darle el profesor. En todo caso, creo que en la presente coyuntura, ayuda a pensar y a entender. ¿No ayuda "La rebelión de las masas" a entender la desafección ciudadana, la crisis de valores de la clase política, la incapacidad, por ser suaves, del actual gobierno? ¿No ofrece un contraste la "minoría egregia" de la que habla Ortega con la mediocridad de muchos de los políticos de ahora? Respecto al libro de Bujarin, es un manual ortodoxo de materialismo histórico, que, aparte de ser más árido, precisa muchos conocimientos previos para ser entendido. Dejando de lado su cuestionable vigencia.

Carlos Urbán, tomo nota de tu buen consejo y a partir de ahora desterraré a Ortega de mi librería, buscaré la verdad por sí misma y trataré de no ver las cosas del revés.
Se nota que eres joven y pretencioso, y que tienes toda la vida por delante (aunque poca historia por detrás, que, es sobre todo, lo que da la perspectiva de la vida).

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