sábado, 14 de abril de 2018

Cataluña, ¿es diferente? (1)


Respuesta a Jordi Caballé (I), en su comentario a "El Procés no es un succés".

Dices, Jordi, que no quieres que tus hijos vivan en un país así, que entiendo te refieres a la España de ahora. Yo tampoco lo quiero, y para evitarlo lo que hay que hacer es reformarlo, no trocearlo es pequeños países y que en ellos sigan gobernando los mismos que han contribuido a hacer lo que hoy es España, como fundadores y como destructores. En primer lugar como fundadores de este régimen político. 
Jordi Pujol fue un privilegiado protagonista de la Transición; formó parte del grupo más selecto de la oposición democrática y fue uno de los 9 miembros de la Comisión Negociadora, que con Adolfo Suárez pactó las condiciones para reformar el franquismo. Miquel Roca, del mismo partido, fue uno de los miembros de la Comisión Constitucional del Congreso, uno de los llamados padres de la Constitución, en la que había otro catalán, Jordi Solé Tura, del PSUC. Es imposible pensar en la fundación del vigente régimen político sin tener en cuenta la aportación de los catalanes, tanto en el plano institucional -Constitución, estado autonómico, Pacto de la Moncloa (de 10 firmantes, 3  catalanes no es mala representación), como en el plano económico y social; imposible entender la caída de la dictadura, que se consiguió en la calle, sin las luchas de los estudiantes, las asociaciones vecinales y los trabajadores catalanes -esos que ahora unos mozalbetes de 20 años llaman colonos-, sin sus partidos y sus sindicatos clandestinos y sin personas como López Raimundo, Francesc Frutos o Alfonso C. Comín, el padre del prófugo, o sin empresarios como Durán Farrell, que eran partidarios de negociar con los trabajadores en vez de enviar a la policía para resolver los conflictos colectivos. En el capítulo VI, “El lienzo de Penélope. España y la desazón constituyente (1812-1978)” (La catarata, Madrid, 1999), encontrarás más detalles sobre este tema.
Pero también se encuentran catalanes en el deterioro de este mismo sistema. Deterioro voluntariamente inducido por intereses personales y políticos, pues la Constitución y el Estatut no establecen que los cargos públicos se tengan que corromper. Dices que hay políticos catalanes en la cárcel (intuyo que te refieres a Junqueras, Sánchez, etc, de los cuales me ocuparé más adelante), es cierto; pero que son los únicos, lo cual no es cierto.
¿Muchos cargos públicos del PP deberían estar entre rejas al estar implicados en tramas de corrupción? Pues claro; algunos ya han estado (Bárcenas, Matas, González, Granados, etc) y otros deberían estarlo. ¿Que el PP hace todo lo posible para tapar los casos de corrupción y burlar a la justicia? Claro; mal hecho y criticable, por lo que debe rendir cuentas. ¿Que el PP puede dar pocas lecciones sobre el respeto a la ley? Cierto; lo cual no quiere decir que todos los delitos deban quedar impunes, porque a los ciudadanos llanos se les aplica la ley con todo el rigor.
Pero te recuerdo que Cataluña no es un apacible oasis en la España corrupta, pues CiU ha permitido gobernar a Rajoy hasta hace bien poco y ha recibido su apoyo en la Generalitat -en un provechoso apoyo mutuo para tapar vergüenzas- hasta que se puso en marcha el “Procés”.
Pero vayamos primero con la corrupción y con los políticos que deberían estar en la cárcel y no lo están, que no son todos del mismo lado, como tú dices. Por ejemplo, Jordi Pujol y los 17 consejeros que llevaron a la quiebra a Banca Catalana. ¿Qué pasó? ¿Dónde está el dinero? Se empezó a instruir el caso, pero por presiones del Gobierno central (¡de Madrid!), que era del PSOE, se echó tierra al asunto y no hubo caso, pero la broma costó 20.000 millones de pesetas al erario público, y Pujol y los otros consejeros se fueron de rositas y dando además lecciones de intachable moral.
Aquel “alegal indulto” sirvió de estímulo a la familia Pujol Ferrusola para haciendo lo mismo, como se ha podido comprobar después (Andorra, etc, etc). Pero la corrupción no acaba ahí, sino que alcanza al partido, que tiene todas las sedes embargadas por la justicia, y a la Generalitat (3%, Palau, Pallerols, Casinos de Cataluña, ITV, Servitje, Gavaldá, Crespo, Huguet, Núñez, Padrosa, Bagó, Prat, entre otros). Y dejo aparte la reciente quiebra de las cajas de ahorro catalanas, para no complicar más la cosa. ¿Dónde están estos personajes? ¿Están en la cárcel? Me temo que no.
Para no extenderme más, el tema de la corrupción, no sólo de Cataluña, lo he tocado en los epígrafes: “La clase económica: oligarquía y lumpenburguesía”, “Los partidos políticos: opacas y costosas máquinas electorales” y “La clase política: autismo, incompetencia y corrupción” en el libro “La oxidada Transición” (Madrid, La linterna sorda, 2013).   
Continuaré, porque quedan cosas sin responder.               

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