viernes, 20 de abril de 2018

Cataluña, ¿es diferente? 4. Respuesta a Jordi.


Ocupadas un par de jornadas en otros menesteres, vuelvo al tema (perdonen,  pero un amigo merece este esfuerzo) y retomo el tema de la democracia por dos razones de diferente entidad.
La primera, por la importancia del “Procés”, que pretendía hacer de Cataluña un país independiente a expensas del territorio de otro, y además llevarlo a cabo contra la voluntad de la mayoría de los catalanes. Y recalco, estas circunstancias porque parece que, a la vista del coste que el intento ha tenido para algunos de sus promotores, en el entorno social afín al independentismo y a sectores de la izquierda, no se ha dado al asunto la importancia que merece. A mí, me parece un asunto muy serio, un suceso excepcional en la historia de un país, que ha salido mal, pero eso no quita responsabilidad a quienes han intentado llevarlo a cabo sin éxito.  
La otra razón tiene que ver con el procedimiento, que debe ser acorde con el objetivo que se quiere alcanzar, y como se ha aireado hasta el cansancio que se trata de un objetivo democrático, entiendo que el camino para llegar a él también deba serlo, porque de otro modo, los medios (presuntamente) no democráticos podrían desvirtuar el (presunto) fin democrático que se pretende obtener. Más aún, cuando desde las filas independentistas se ha sostenido (y se sostiene) que España sufre una involución democrática, a la que Cataluña quiere escapar a través de una vía democrática propia. Y si bien lo primero es difícil de negar, pues, en España (y en Europa) las medidas de austeridad para salir de la crisis (a costa, dicho sea de paso, de las rentas más bajas) han ido acompañadas por la restricción de derechos, en Cataluña no sólo el Govern de CiU ha aplicado las mismas medidas, sino que su presunta evolución democrática se desmiente por el modo de llevar adelante el “Procés”, que, desde el punto de vista democrático, ha sido una verdadera chapuza. Con lo cual, en este asunto tampoco Cataluña es diferente. Veámoslo despacio.
Aunque hay antecedentes, el “Procés” perseguía un objetivo, tempranamente anunciado en 2010, que es cuando oficiosamente se pone en marcha con una manifestación, convocada por la Generalitat con el lema “Somos una nación, nosotros decidimos” y con el President Montilla a la cabeza, para protestar por la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, emitida en junio.
Oficialmente, el “Procés” arranca en septiembre de 2012, cuando el Parlament, por 84 votos a favor (CiU, ERC, ICV-EUiA y SCI, el partido de Laporta), 21 en contra (PP y C’s) y 25 abstenciones (PSC), aprueba realizar un referéndum de autodeterminación durante la Xª Legislatura autonómica.
El 25/11/2012, se celebran elecciones autonómicas, las segundas en menos de dos años. Con una consulta sobre autodeterminación en el programa, CiU obtiene 50 escaños (12 menos que en 2010), ERC 21 diputados y se convierte en la segunda fuerza por delante del PSC, que logra 20 (pierde 8).
El 19/12/2012, ERC apoya la investidura de Artur Mas como President y firma con CiU un pacto de gobierno que incluye una consulta sobre el futuro político de Cataluña.
En enero de 2013, el primer Pleno de la Legislatura aprueba una declaración que proclama al pueblo catalán sujeto político y jurídico soberano. Votan a favor 85 diputados (CiU, ERC, ICV y CUP (1), en contra 41 diputados (PSC, 5 de los 20 no votan, PP y Ciutadans, 2 de la CUP se abstienen, 2 del PP no acuden).
En febrero, la Generalitat funda el Consejo de Transición Nacional, que debe explorar las vías legales hacia la independencia: el “Procés” está en marcha.
En julio de 2014. La Ponencia del Parlament acaba de redactar el proyecto de ley consultas que debe amparar el refrendo del 9 de noviembre y en agosto, por 5 votos a favor (de juristas propuestos por CiU y ERC) y 4 en contra, el Consejo de Garantías Estatutarias de Cataluña avala la legalidad de la Ley de Consultas Populares no Refrendarias y Participación Ciudadana.
Aprovechando la Diada, los nacionalistas caldean el ambiente en el que el Parlament debe decidir sobre la consulta -Forcadell: “En un momento u otro tendremos que romper la legalidad española”; “¡President, ponga las urnas!”; Junqueras: “Ha llegado la hora de saltarse las leyes españolas”; Rigau: “No aplicaremos estrictamente la LOMCE, le damos una vueltecita y la esquivamos”.
El 19/9/2014, el Parlament aprueba la ley de consultas por 106 votos a favor (CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA, y CUP) y 28 en contra (PPC, C’s). El PSC apoya la ley pero dice que no ampara el acto del 9-N.
El 28/9/2014, tras consultar al Consejo de Estado, el Gobierno central interpone  recurso de inconstitucionalidad, que el Tribunal Constitucional admite a trámite y deja en suspenso cautelar la Ley de Consultas y el decreto de convocatoria de la Generalitat. Mas dice “Tenemos que engañar al Estado” y acata la suspensión cautelar de la consulta, que convierte en un proceso de participación ciudadana.
El 9 de noviembre se celebra el refrendo revestido de “acto participativo” (abierto hasta el 25 de noviembre). Con un censo estimado de  6,2 millones de personas mayores de 16 años, votan 2,3 millones de personas, el 81% de los votantes contesta afirmativamente a las dos preguntas: que Cataluña sea un Estado, y que sea independiente. Artur Mas dice: “Si la fiscalía quiere conocer quién es el responsable de abrir los colegios que me mire a mí; el responsable soy yo y mi Gobierno”.
Y efectivamente, el fiscal Superior de Cataluña, por orden del Fiscal General del Estado, presenta una querella por desobediencia, obstrucción, prevaricación y malversación de fondos públicos, contra Artur Mas, Joanna Ortega e Irene Rigau, por la celebración del refrendo.
El año termina con una noticia del diario “Expansión”, que pasa prácticamente desapercibida: en 2014, 446 empresas catalanas se han trasladado a Madrid.
El “Procés” sigue su marcha imperturbable.

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