jueves, 19 de abril de 2018

Juegos


En Madrid, Ciudadanos juega al póker con el PP; ambos jugadores, con el rostro impasible, escrutan los movimientos del otro para intentar concluir la partida llevándose la apuesta que está sobre el tapete -la dimisión, destitución o reemplazo de Cifuentes-, evitando que sea apeada con una moción de censura por el PSOE y Podemos. A todos les ha entrado prisa electoral, pero Rajoy, impasible, deja que el tiempo abrase a sus adversarios. Cifuentes, sentenciada, ha optado por abandonar el trono obligada, sin honor y sin máster.
En el resto de España, en el PP siguen jugando al Monopoly, con el Gobierno en funciones, casi paralizado, y confiando que la presión de los indepes catalanes y la aplicación del artículo 155 les salven la legislatura.       
El cercano funeral político por Cifuentes, ha repercutido también en Podemos desatando un lío -¿y cuándo no es Pascua en Podemos?- por un quítame allá esos tronos. Cuando se está preparando a Errejón como candidato al trono de la Comunidad de Madrid, alguien ya piensa en despojar del suyo a Iglesias.
A ver si va a tener que ser Felipe VI quien le diga al experto en “Juego de tronos” lo que tiene que hacer para conservar su monarquía, aunque sólo sea por devolverle el obsequio que el gran Descamisado le hizo en su día.  
En el PSOE pocas cosas están claras, que Gabilondo será candidato a la Comunidad, sí lo está, pero poco más. Y la oferta a Carmena como hipotética candidata a la alcaldía más parece un rumor envenenado. Tampoco está claro que Carmena repita como candidata, a no ser que consiga, por su propia salud, librarse de unos cuantos incompetentes que varias capillas de Podemos y sus aledaños le han colocado como equipo.    
Los independentistas catalanes siguen jugando, como trileros, a mover los cubiletes para esconder al candidato a President -nada por aquí, nada por allá, ¿dónde está?-  y Puigdemont, en Alemania, juega a “la manga riega, que aquí no llega”, creyéndose a salvo de la justicia española.
En el PNV siguen jugando a lo de siempre: a la regla Ignaciana de no ser del mundo, léase España, pero estar en el mundo (cobrando), y ateniéndose a la frase del de Loyola, de “en tiempo de desolación nunca hacer mudanza”. ¿Y para qué van a cambiar, si les va bien con el cupo?
España es Casino Royal, pero sin 007.

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