sábado, 28 de enero de 2017

Trump (IV). Votantes

Good morning, Spain, que es different

El resultado electoral ofrece un mapa complejo que rompe las identificaciones fáciles con los partidos hegemónicos, demócratas y republicanos, por niveles de renta o razones de etnia, género, religión, clase o estatus social y aún por zonas geográficas, ya que los republicanos han conquistado estados como Wisconsin, Michigan, Iowa, Ohio y Pensilvania, que, en la zona industrial de los grandes lagos y el nordeste, han sido viveros tradicionales de los demócratas, junto con los estados del Pacífico, del nordeste y la costa del Atlántico hasta Carolina. 
Hillary Clinton ha ganado en las zonas de mayor concentración urbana con un porcentaje alto (85%) y en las ciudades con más de un millón de habitantes, pero en las ciudades medianas y pequeñas y en las zonas rurales ha ganado Trump.
Una encuesta a pie de urna (The New York Times/El País, 11-11-2016) indica que Trump ha recibido el voto del 58% de personas blancas, el 8% de negras, el 29% de hispanas y el 29% de asiáticas, mientras que el voto de Hillary Clinton procede del 37% de blancos, del 88% negros, del 65% de hispanos y del 65% de asiáticos. Por sexos, Trump ha recibido el 53% de votos masculinos y el 42% de votos femeninos, mientras que Clinton invierte el porcentaje: 54% mujeres y 41% hombres. En relación con este dato, Trump ha recibido el 58% de votos de hombres casados, el 47% de mujeres casadas y el 33% de mujeres solteras, mientras H. Clinton ha recibido el 62% del voto de mujeres solteras, el 49% de mujeres casadas y el 37% de hombres casados. La diferencia es abrumadora en lo que respecta a las minorías sexuales (LGTB): 78% Clinton, 14% Trump.
Por confesiones, el mayor porcentaje de votos de creyentes es para Trump: 81% evangélicos, 58% otros protestantes y 52 % católicos, en tanto que H. Clinton ha recibido el apoyo del 71% de judíos y un 68% de agnósticos. Por estudios, Trump ha recibido el 51% y el 52% de votantes con estudios básicos y bachillerato, H. Clinton el 45% y 43% respectivamente, pero un 49% de universitarios y 58% con estudios de posgrado (45% y 37% Trump); la diferencia se acentúa con personas no blancas: el 71% de universitarios no blancos y el 75% de no blancos no universitarios han votado por Clinton.
Según esta encuesta, no hay gran disparidad de ingresos entre sus votantes: los que ganan menos de 50.000 dólares anuales han votado el 52% por H. Clinton y el 41% por Trump; en los que ganan más de 100.000 dólares al año las preferencias son: 47% H. Clinton, 48% Trump. Según otro estudio, el 20% de los votantes con ingresos inferiores a 30.000 dólares al año ha votado a Trump.
Más claridad ofrece la opinión sobre su situación económica respecto al año pasado: el 72% de los votantes de Clinton afirma estar en mejor situación que en 2015, opinión que sólo comparte el 24% de los votantes de Trump. Y al revés,  el 19% de los votantes de Clinton dice estar peor, mientras esta opinión se dispara al 78% en los votantes de Trump.
El mayor interés de los votantes de la ex senadora está en la política exterior (60%) y en la marcha de la economía (52%), la preocupación de los votantes de Trump está en la inmigración (64%) y el terrorismo (57%). La cualidad más apreciada en un dirigente es que pueda traer un cambio, según el 83% de votantes de Trump; que tenga experiencia, en el 90% de votantes de Clinton.
Trump ha obtenido los mayores apoyos en los pueblos y ciudades pequeñas, en la América interior, aislada, en pequeñas comunidades rurales con predominio de población blanca, cerradas sobre sí mismas, en las que se recela del exterior y de los forasteros, cuyos habitantes describe John Carlin (El País, 14-11-2016) de esta manera: Suelen ser amables en el trato, gente religiosa y honesta, decente dentro de su reducida órbita social. Pero, tras sentarme a hablar con ellos un rato siempre he reaccionado con la misma perplejidad: ¿cómo es posible que hablen el mismo idioma que yo en casa? Sus palabras me son familiares pero sus circuitos cerebrales operan de otra manera. Son gente de fe simple, ajena a la ironía; gente que elige sus verdades no en función de los hechos sino de sus creencias o prejuicios; gente que vive lejos de los océanos y del resto del planeta Tierra, al que tiene miedo. Nunca he tenido una sensación similar de desconexión en Europa, África o América Latina. Sólo en el interior de Estados Unidos.






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