miércoles, 11 de enero de 2017

Más sobre la lengua

Respuesta a Pepa Labrador, Aína, López, Tanya Martínez, Olga Hernández

Vayamos por partes: 1) Una cosa es la gramática y otra la literatura. 
2) No niego la base neurológica de la lengua, lo que no percibo es la conveniencia de hacer aprender (que no es sólo comprender) a alumnos que reciben una enseñanza general (otra cosa son los estudios superiores) materias que corresponden a especialistas, y que además son cambiantes. 
3) Recuerdo la importancia de la base sociológica de la lengua, la distinta concepción y uso del lenguaje dependiendo de la clase social y la función que tiene el aprendizaje de los complejos códigos lingüísticos en la conservación del "status" y en promoción social de los individuos. 
4) Si hay un porcentaje importante de la población que no capta la diferencia entre la conjunción y la disyunción, ¿a qué será debido? ¿a que sus cerebros funcionan de otra manera? ¿a que se niegan a aprender? ¿a que no lo consideran útil o valioso socialmente? ¿a que no aciertan a entender lo que se les quiere enseñar? 
5) Apunto como materia de reflexión, que en el siglo de oro de la literatura española, la gramática estaba en mantillas (reconozco el mérito de Nebrija), y que Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora, Calderón, Tirso, Garcilaso, etc, etc, conocían la lógica de lengua española y sus sutilezas, jugaron con ella y la exprimieron a fondo para sacarle el máximo provecho posible con el fin de revelar a los lectores, al parecer con bastante éxito, todo lo que pensaban y sentían. Y curiosamente ignoraban lo que era un sintagma nominal, preposicional o adverbial, verbal, exocéntrico o endocéntrico, sencillamente porque no habían sido inventados por los estudiosos de la lengua.

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