martes, 3 de enero de 2017

John Berger. D.E.P.

La retórica de los dirigentes políticos de hoy no está al servicio de la construcción ni de la conservación. Su objetivo es desmantelar. Desmantelar la herencia social, económica y ética del pasado y, especialmente, todos los mecanismos, asociaciones y normas que expresan solidaridad.
Nos encontramos aquí con la profunda contradicción entre la tiranía del mercado mundial y la democracia, entre la llamada libertad de consumo y los derechos del ciudadano.

Por consiguiente, el proceso de desmantelamiento tiene que llevarse a cabo de forma disimulada y oculta. Y ésa es la primera tarea política del líder político actual. Por supuesto, también se está desmantelando su propio papel. Pero ellos ya han decidido ejercer, disfrutar y explotar sus poderes, aunque estén disminuidos, en vez de hacer frente a ninguna verdad universal. Eso es lo que explica su pragmatismo y su asombrosa falta de realismo. Eso es lo que explica que sean unos políticos con una capacidad de disimulo sin precedentes. Ellos se dedican a mentir mientras los tratos se cierran en otro sitio.

El Fin del Historia, que es el lema empresarial de la globalización, no es una profecía, sino una orden para borrar el pasado y su herencia en todas partes. El mercado necesita que cada consumidor y cada empleado estén abrumadoramente solos en el presente. 
("Un muro y un bulldozer", El País, 5-4-2006) 

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