Ayer, el ministro Luis De Guindos, en su disertación para justificar la designación
de José Manuel Soria como la persona más idónea para ocupar una dirección
ejecutiva en el Banco Mundial, recalcó varias veces que se trata de un
nombramiento discrecional. No se debe, pues, a un concurso de méritos, como primero
afirmó y luego confirmó Rajoy, ni de un procedimiento reglado, como arguyó la Vicepresidenta,
que de no ser respetado hubiera sido no sólo injusto con Soria sino ilegal.
De Guindos ha venido a decir y a
recalcar que, por ser discrecional, es decir no sujeto a norma precisa, la
designación de Soria es una decisión del Gobierno, pero no política, claro está, sino
técnica, aunque, en buena y honrada lógica, tener tratos con paraísos fiscales
no parece el “mérito” adecuado para convertir al dimisionario ministro de Industria en persona idónea para
desempeñar un cargo en el Banco Mundial.
O quizá sí, teniendo en cuenta como
van las finanzas del mundo y que el propio ministro de Economía viene de ese ambiente,
discrecional y a la vez discreto, es decir opaco, tanto como presidente
ejecutivo para España y Portugal de Lehman Brothers, quebrado en 2008, como consejero
del Banco Mare Nostrum, fruto de la fusión de Caja Murcia, Caja Granada, Caixa
Penedés y la balear Sa Nostra, hasta que fue designado ministro. Nombramiento
controvertido ya que el Banco Mare Nostrum, una entidad con dificultades que
había recibido 730 millones de fondos públicos, estaba tutelado por el Ministerio
de Economía.
El intento de "colar" a Soria es otra cacicada del Gobierno, endulzada
ahora con una palabra con doble sentido: la designación de una persona según la
voluntad del Gobierno -a discreción-, pero realizada con disimulo -con discreción-.
En realidad nada nuevo en esta larga
legislatura saturada de decisiones discrecionales, como la de Ana Pastor, que
ha actuado antes como ama de llaves del Partido Popular que como Presidenta del
Congreso, al decidir una discreta comparecencia del ministro en la Comisión de
Economía, antes que verle obligado a dar explicaciones en un pleno del Congreso
a petición de la oposición.
En el Ministerio de Defensa ha habido al
menos seis nombramientos de altos cargos igualmente discretos, efectuados por
el Gobierno en funciones.
En realidad, la discrecionalidad, o el
actuar a discreción, ha sido tónica en el Partido Popular. Y la corrupción que
lo anega es un resultado más de esa perversa tendencia de muchos de sus cargos
públicos de actuar a discreción, aunque luego tales actos discrecionales, y
discretos, o mejor, secretos, hayan salido luego a la luz y encontrado su
adecuada denominación en el Código Penal.
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