viernes, 1 de julio de 2016

Atrápalo todo (como puedas)

Good morning, Spain, que es different

De manera habitual, para situar ideológicamente a los partidos políticos y a sus seguidores se traza una imaginaria línea horizontal, como una regla de diez centímetros, pongo por caso, cuyo centro sería el número 5 y los extremos el 0 y el 10. Los partidos y sus seguidores ubican sus preferencias señalando su posición en la regla, aunque esto no es exacto, ya que no siempre coincide la visión de estos con la que los partidos tienen de sí mismos. Las posiciones cercanas al 0, al 1 y al 2, corresponden a la extrema izquierda, las posiciones, opuestas, del 8 al 10, señalan la extrema derecha; siguiendo en sentido numéricamente descendente vendrían las posiciones de izquierda (3-4), por un lado, y de derecha por el opuesto (6-7), hasta llegar al centro puro, que, en política realmente no existe, que estaría en torno al 5.
En los extremos, se sitúan los partidos con programas duros, finalistas o revolucionarios, reacios a negociar, pues aspiran a aplicar íntegramente sus programas globalmente transformadores, mientras cerca del centro se sitúan los partidos con programas reformistas, propensos al diálogo y a la transacción; son los partidos de los medios, puesto que comparten el fin (el modelo económico y social, que desean conservar). Salvo situaciones excepcionales, no suele haber acuerdo entre los partidos de los extremos (el pacto a la griega), sino entre los partidos cercanos al centro.
En torno al centro -centro izquierda y centro derecha- es donde se suele hallar el mayor número de votantes, de ahí que los partidos reformistas tanto de izquierda como de derecha moderen sus mensajes para captar parte de este electorado. Esta es la causa por la que, buscando el favor de estos votantes, los programas de la socialdemocracia europea y de la derecha liberal se hayan aproximado tanto, que son difíciles de distinguir en muchos aspectos, pues las diferencias suelen de ser grado o de cadencia en la aplicación temporal, pero similares en sus objetivos.
El quid del asunto está en guardar el equilibrio entre las posiciones típicas del partido y las que no lo son para atraer nuevos votantes sin perder a los habituales. Por ejemplo, el equilibrio entre el programa básico de la socialdemocracia para conservar al electorado fiel y las “ofertas” hechas a electores que no son socialdemócratas, pero que podrían aceptar algunos aspectos del programa. 
Por el lado de la derecha sucede lo mismo: mantener los rasgos típicos de los partidos conservadores (religión, familia, orden, mercado) para los votantes fieles y al mismo tiempo tratar de crecer a expensas del voto de otros, “voto prestado”, con ofertas de su interés que se alejan, en parte, de los rasgos más ti´picos de su identidad.
En torno al centro -al talante y al terreno donde es posible negociar-, es decir a los espacios de confluencia, se forman los gobiernos de coalición, pero puede suceder también que un partido aspire a gobernar en solitario ocupando el máximo espacio del espectro político con un programa tan extenso que sea atractivo para votantes de centro izquierda y de centro derecha.
En los años sesenta del siglo pasado, Otto Kirchheimer definió este tipo de partido de amplio espectro con el nombre de catch all party, el partido “atrapalotodo", una especie de partido bazar con una oferta programática muy extensa, capaz de atraer a electores muy diversos. Este modelo de partido se impuso en Europa después de la IIª Guerra mundial, es apropiado para países desarrollados con régimen de derechos civiles (estado democrático), programa asistencial (Estado del bienestar), sin pronunciadas diferencias sociales (equilibrio de rentas, como tendencia) y con un sistema de comunicación desarrollado, pues el modelo requiere el uso de los medios de comunicación de masas para dirigirse a un público tan amplio. 
En esta situación pierden importancia los partidos de clase (de ricos y de notables, de trabajadores o de agricultores) y se extiende el modelo de partido para todos, popular, que representa las aspiraciones e intereses de muchos estratos sociales, y particularmente de la extensa clase media, que es típica de esas sociedades. Estos partidos presentan, por tanto, un perfil ideológico muy bajo, poco definido, ambiguo (el partido "hipermercado", donde todo está a mano sin tener que desplazarse fuera).
Pues bien, modestamente, creo que Podemos se halla en una encrucijada y debe definir su camino: salir de su ambigüedad ideológica o acentuarla y convertirla en una seña de su identidad; es decir, aspirar a llegar al gobierno sumando todo lo que sea susceptible de ser sumado, a costa de dejarse pelos en la gatera, como partido "atrápalotodo", o preparar el asalto al cielo con los más radicales de sus fieles; o expresado en otros términos de su estrategia: adaptarse a la ideología hoy dominante o intentar arrebatar la hegemonía a la derecha. 

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