El relato de la prensa sobre lo ocurrido
en España en 1968 suele recordar los primeros asesinatos de ETA en el País
Vasco y unas cuantas efemérides, como la repentina fortuna del acertante de una
quiniela de catorce resultados y dos sucesos musicales protagonizados por
Massiel y Julio Iglesias, y para quienes gozan de más cultura política, el
recital de Raimon en la universidad de Madrid. Pero otros hechos merecen ser
recordados, tanto referidos a la España oficial, como a la España real o
social; a la España existente y a la España emergente, que mostraban el anverso
y el reverso del país. Veamos, primero, lo que se podría considerar el anverso
de lo sucedido aquel año.
El día 6 de enero, en Barcelona, José
María Sanjuán recibía el premio Nadal por su novela Réquiem por todos
nosotros, y el día 30, nacía en infante Felipe de Borbón, actual Rey de
España. Impensable, entonces.
El día 6 de febrero, Sabino Moral, acertante
de 14 resultados de la jornada de fútbol, recibió un premio de 30 millones de
pesetas.
El día 6 de abril, Massiel se alzó con
el triunfo en el Festival de Eurovisión, celebrado en el londinense Albert
Hall. En el corazón del imperio británico, la cantante madrileña derrotó, con
su “La, la, la”, al “Congratulations” de Cliff Richard. ¡Toma ya, pérfida
Albión, Tratado de Utrecht! ¡Viva Barbate!
El día 1 de mayo, fiesta de San José
Obrero, tuvo lugar en el estadio Bernabéu la tradicional demostración sindical,
folclórica y gimnástica, con asistencia del Caudillo y personalidades
del Régimen. Días después, el Real Madrid se proclamó campeón de Europa de
baloncesto.
En mayo se celebró también, aunque sin
pena ni gloria, el V Festival de la Canción de Mallorca. Y falleció al conocido
actor de cine José Luís Ozores.
El 18 de mayo, en el vestíbulo de la
facultad de Económicas de Madrid, atestado por un público entregado, tuvo lugar
un recital del inconformista juglar valenciano Raimón, que acabó con una
manifestación estudiantil y la prohibición al cantante de volver a actuar en
Madrid.
En mayo se celebró la Feria del Campo en
Madrid y en junio la Feria de Muestras de Barcelona; historias de dos ciudades,
que veremos aparte.
En junio, acabó el curso universitario,
que había sido bastante movido, y en Berlín, Manuel Santana venció en el torneo
internacional de tenis.
El 17 de julio, un futbolista retirado
triunfó, en el Festival de Benidorm, con la canción “La vida sigue igual”, de
letra más bien fatalista o continuista. Había nacido Julio Iglesias como
“estrella de la canción”, padre de “estrellas de la canción”, patriota de Miami
y famoso de la “jet set” y las revistas del corazón.
La letra parecía recomendar paciencia a
los adversarios del Régimen, que andaban revueltos, aunque no tanto como en
Francia, porque era un República y ya se sabía lo que pasaba en las repúblicas
(que tenían hasta cabarets).
El 18 de julio, hubo la tradicional
recepción del Caudillo a los cortesanos del Régimen, en los versallescos
jardines del palacio de la Granja de San Ildefonso, con el encendido de fuentes
y surtidores.
El día 25 se hizo pública la encíclica
papal Humanae Vitae sobre regulación de la
natalidad. Con ella, el Vaticano y
particularmente la Curia española intentaron dejar zanjado el tema del control
de nacimientos, y en particular el uso de una pastilla -“la píldora”- ingerida
por las mujeres. Roma locuta, causa
finita, así que, en adelante, el único método de control permitido a los
católicos, o sea, a toda España, sería el método contable del doctor Ogino… y
confiar en la suerte. Y nada de “relaciones” prematrimoniales; casta
abstinencia y duchas frías contra el fuego de Satán.
El 1 de septiembre, monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei,
recibió, a petición propia, el título de Marqués de Peralta. Humildad,
monseñor.
El 10 de septiembre el Gobierno aprobó
el II Plan de Desarrollo (1968-1971). El salario mínimo se fijó en 102 pesetas
diarias. Se consolidaba el “milagro económico” español.
El 18 de septiembre, murió en su exilio
mejicano el poeta español León Felipe. Ese día, el doctor Martínez Bordiú,
yerno de Franco, realizó un trasplante de corazón; el paciente no sobrevivió.
El curso se reanudó en octubre, con
menos conflictividad, y día 12, fiesta de la Hispanidad, las colonias españolas
de Guinea Ecuatorial, Fernando Po y Río Muni obtuvieron la independencia.
El día 27 se clausuraron, en Méjico, los
XIX Juegos Olímpicos, pero los atletas españoles no obtuvieron ninguna medalla.
Se dijo que era a causa de la altura, pero el podio olímpico tenía las
dimensiones de siempre.
Las fiestas navideñas, con lo que las
rodeaba -reuniones familiares, belenes, tarjetas de felicitación, adornos en
las calles, el sorteo de la lotería, aguinaldos y villancicos, panderetas y
zambombas-, iban perdiendo el tono tradicional para irse inclinando hacia el
comercio y el consumo. Pero los Reyes Magos todavía reinaban en los sueños
infantiles sin la competencia de personajes extranjeros.
En el mensaje de fin de año, Franco
apeló a restablecer la autoridad en las aulas.
Concluyó 1968 con la gala de RTVE, con
presentación de Massiel, brindis por el nuevo año y actuación de cantantes y
grupos musicales: Rosalía, Los Iberos cantando en inglés, muy en la onda
californiana, Los Javaloyas, el rockero Bruno Lomas, la rumbita flamenca de
Rosa Morena, el toque místico-melódico de Bety Misiego, el ritmo caribeño de
Los Rivero y Los Cinco del Este, que no eran checos ni búlgaros sino
mallorquines. Y la Orquesta Maravella.
Las doce campanadas anunciaron la
llegada del año 1969, que sería conflictivo. Pero eso aún no se sabía, aunque
algunos lo barruntaban.
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