martes, 15 de octubre de 2019

La secesión se intentó

La secesión se intentó, y se preparó con años de antelación mediante proclamas, declaraciones, desobediencia, movilización social y actos consumados, porque los nacionalistas la creían posible y trataron de hacerla posible, desde la Diada del año 2012. Dieron el primer paso adelante con la declaración del Parlament de enero de 2013 y desde ahí todo fue en progresión.
Su Estado Mayor, institucional y extrainstitucional, oficial y oficioso, era consciente de la dificultad de vencer al Estado español en un pulso claro, por eso la estrategia consistió en dar pasos adelante y en ceder en apariencia, en sembrar la confusión entre bromas y veras, con afirmaciones y desmentidos, manifestaciones y elecciones (que no les daban la mayoría que querían), por un lado, y por otro, en apostar fuerte en el exterior con la propaganda y las embajadas, pues sabían que el respaldo de cualquier país o institución extranjera era fundamental.
De ahí vino la intoxicación, para sus seguidores, de que la UE les apoyaba y de que la nueva república seguiría siendo miembro de la Unión. Hubiera bastado el apoyo a la secesión de un país de la UE, u otro país importante, o el apoyo de cualquier loco o déspota de los que tenemos cerca, para que el intento hubiera dado como resultado colocar al apocado Gobierno español en situación de tener que negociar de igual a igual con la Generalitat, al menos, la fecha y condiciones de celebrar un referéndum de autodeterminación pactado y bajo vigilancia internacional, que ratificara el ilegal del 1 de octubre. Por fortuna, nadie avaló la aventura, y de ahí vino la excusa de que se trataba de "un farol" o de un acto simbólico, para eludir las responsabilidades en las que sabían que incurrirían cuando pusieron en marcha “el procés”.

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