lunes, 7 de enero de 2019

Greed is good

"La codicia es buena" (greed is good), le dice el veterano financiero Gordon Gekko (Michael Douglas) al aprendiz Charlie Sheen, en la película "Wall Street", rodada por Oliver Stone en 1987, es decir, mucho antes del petardazo de Lehman Brothers, que puso del revés el sistema de crédito surgido en Bretton Woods.
Antes, un exiliado alemán que vivía en Londres, pronosticó: "En los orígenes históricos del régimen capitalista de producción -y todo capitalista advenedizo pasa, individualmente, por esta fase histórica- imperan, como pasiones absolutas, la avaricia y la ambición de enriquecerse. Pero los progresos de la producción capitalista no crean solamente un mundo de goces. Con la especulación y el sistema de crédito, estos progresos abren mil posibilidades de enriquecerse de prisa" (Marx, El capital (I), cap XXII).
Y antes, la Iglesia había señalado la avaricia como el segundo de los pecados capitales y mucho antes, casi desde que el mundo es mundo, la leyenda, la historia y la literatura habían mostrado a dónde conduce el afán desmesurado de riqueza. Y parece ser que desde el relato del rey Midas hasta Rodrigo Rato, por poner un ejemplo cercano de desmedido gusto por "la pasta", el mundo no sólo ha aprendido poco sino que ha elevado la compulsiva pasión por acumular riqueza a la categoría de modelo de conducta individual y guía del sistema productivo, de modo que los resultados no pueden sorprender: según un estudio del Credir Suisse, de fines del pasado año, tras la aparente superación de la gran crisis financiera, el 10% más rico de la población mundial posee el 85% del patrimonio. No aprendemos.
Valga esta introducción para recomendar la lectura de este artículo de Joaquín Estefanía, y olvidarnos por un rato de las patéticas andanzas de Torra y Puigdemont.

https://elpais.com/elpais/2019/01/04/opinion/1546617361_021665.html

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