lunes, 21 de enero de 2019

Fascismo y similares

Ayer, en "Socialismo y barbaries" hablaba -escribía- sobre el fascismo sin precisar mucho. Ahora lo hago con algo más de detalle.
El actual no es un fascismo evidente, ostentoso, sino un fascismo incipiente, embrionario, que apunta rasgos y actitudes conocidas y un ideario político que lo anuncia de modo fragmentario, sin formar todavía un programa explícito.
Lo que va apareciendo es la opinión sobre temas diversos -problemas sociales- que va configurando un modo de pensar, pero sobre todo de sentir -el mensaje fascista se dirige a la emoción más que a la razón de los destinatarios- y de actuar; es imperativo, impele a actuar ante una situación definida por la urgencia, como la patria en peligro de romperse, de desnaturalizarse o de rendirse a fuerzas y culturas extrañas.
Es un fascismo sin uniformes, sin disciplina militar, sin camisas pardas o negras, sin gorras, botas y correajes, sin saludo a la romana ni paso de la oca; sin desfiles, estandartes ni bandas de música, sin escuadras de combate, piras de libros, ataques armados a sus adversarios y sistemática persecución de minorías, peyorativamente calificadas para facilitar su aislamiento, su neutralización política o, eventualmente, su destrucción o su expulsión del territorio nacional, pero las ideas y los actos que va surgiendo apuntan en esa preocupante dirección.
En cualquier caso, y al margen del término elegido para describir el fenómeno -populismo de derecha, neofascismo, postfascismo, prefascismo o protofascismo-, lo que se percibe es el aumento de sus seguidores, que ha llevado al gobierno, a través de elecciones, a personajes como los citados ayer

Hoy no hay fascios, uniformados y encuadrados, ni secciones de las SA, entre otras cosas porque no hacen falta para combatir a la izquierda, que bastante se combate ella sola. Pero antes de aparecer los fascios había un clima de opinión, sembrado con mucha antelación por relatos dispersos, que preparaba el terreno para su aparición. Y a eso es a lo que me refiero. Por otra parte, el fascismo fue un fenómeno típico de Europa, aunque el nacionalismo racial y violento prendió también fuera de ella y se expresó con formas particulares.

Lo de Cataluña puede parecer el fascismo de las SA, pero no es lo mismo ni equiparable. Lo que existe en Cataluña es una copia edulcorada de la kale borroka, sin bombas ni muertos detrás. Los CDR no son un cuerpo militar encuadrado, entrenado y sometido con disciplina a un mando único, sino una expresión revoltosa de los envalentonados hijos de la clase media, llevada a cabo con la impunidad que les otorga la posición social de sus papás y sobre todo la protección de la Generalitat, a cuyos fines sirven. Nada heroico ni muy preocupante, por ahora.


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