“Sin
embargo, de forma paulatina va a aumentar el número de quienes encuentran en el
fascismo una serie de rasgos asumibles por naciones marcadas por la
inestabilidad política, aunque esto no signifique que el modelo italiano deba
ser trasladado a España tal cual. Una de las argumentaciones mejor construidas
al respecto se la debemos a Francisco Cambó, figura señera tanto del
conservadurismo español como del regionalismo catalán.
La
figura de Cambó nos interesa especialmente porque de su pluma salieron una
serie de artículos que fueron publicados en los diarios “La veu de Catalunya”
(Barcelona), el órgano oficioso de la Lliga Regionalista, y “El Debate”
(Madrid) y luego recogidos en el libro “Entorn del feixisme italiá. Meditacions
i comentaris sobre problemas de política contemporánia” (Barcelona, 1924), que
apareció en castellano un año después (…) Lo cierto es que la opinión de Cambó
respecto al fascismo italiano fue algo más favorable de lo que refleja en sus
Memorias (…) Cambó expresa su opinión, absolutamente favorable, acerca del año
y medio de gobierno fascista: es <para orgullecer a cualquier gobierno> y
<de un valor positivo indiscutible>. El punto de referencia es el
contraste en lo percibido entre el primero y el segundo de los viajes a la
península italiana:
<Visité
Italia en 1920, cuando la descomposición nacional culminaba en la ocupación
comunista de los municipios y de las fábricas, ante la abstención impotente del
Estado y la cobarde resignación de la burguesía. La visité de nuevo en marzo de
este año, en vísperas de las elecciones, cuando todo un pueblo, lleno de
entusiasmo y gratitud, se apercibía a consagrar con un plebiscito brillante, no
una ilusión y una esperanza, sino la realidad tangible de una obra
realizada> (F. Cambó: En torno al
fascismo italiano, 1925).
Lo que
aplaude Cambó es el nuevo fascismo, el fascismo de 1922 no el de 1919, el
fascismo <nacional y conservador>, al que presenta como todo lo contrario
de lo que pensaba y predicaba Mussolini cuando expresaba un pensamiento propio,
antes de convertirse en condensador o realizador de ideas ajenas> (…)
Siguiendo a Cambó, a partir de 1920, la burguesía, la oficialidad del ejército,
los intelectuales, el clero, la burocracia sienten la inminencia del peligro
comunista y se entusiasman con la acción de las milicias fascistas.”
Rodríguez,
Jiménez, J. L. (2000): Historia de
Falange Española de las JONS, Madrid, Alianza.
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