miércoles, 14 de marzo de 2018

Adopción, compra y zoología

No me gusta el verbo adoptar para expresar lo que puede ser la compra de un animal o simplemente el hecho de tenerlo. Se adoptan los niños y se incorporan a las familias con todos los derechos. No es así en el caso de los animales. ¿Se adopta un caballo? ¿Un mono o una serpiente? porque en esto de las mascotas hay gente muy suya. Hay gente que le tiene tanto apego al coche que parece que lo haya adoptado.

No aludo a lo "natural", porque en la naturaleza no existe la propiedad de unos animales sobre otros, aunque existen otras relaciones poco piadosas. En las sociedades humanas, hasta ahora (no sabemos más adelante) sí existe; existe la propiedad, la crianza y el comercio de animales (la ganadería es eso), independiente del trato que reciban por parte de sus dueños. No afirmo que exista una moral elevadísima para las relaciones humanas, sino al contrario, la moral que tenemos a veces deja mucho que desear, simplemente estimo como poco adecuado utilizar el mismo término para señalar las relaciones entre las personas y las relaciones de estas con los animales.

Le agradezco la explicación, Haiku, pero no comparto esa benévola visión que tiene de la naturaleza, en la cual, existe la posesión o algo parecido, pues ¿qué cosa es la defensa y el control de un territorio, sino una posesión exclusiva, amparada en el título de ser más fuerte o más diestro que los animales que aspiran a ocuparlo?
Sin título de propiedad, en ciertas especies se dan ocupaciones de territorio, que se defienden con tanta o más fiereza, con que lo hacen los humanos cuando consideran que algo es suyo y se les quiere desposeer. Pero además, depende de qué entendamos por "positivo" así podremos calificar de buenas o malas las relaciones entre animales y entre especies.
Que un león se zampe a una gacela cada semana es positivo para el león y negativo para los animales que le sirven de cena. Y no es culpa (moral) ni del león por matar para comer ni de la gacela por haber corrido poco o no haber sabido saltar a tiempo, sino que forman parte de la cadena trófica, donde la supervivencia de unas especies reside en apropiarse del paquete energético -trasvase de vitaminas, proteínas, oligoelementos, etc- de otras, según el lugar de la escala de transformación en que se hallen.
En el caso que nos ocupa, las hierbas se nutren del suelo, las gacelas de la hierba y los leones de las gacelas. Es así, sin moral alguna, pero absolutamente necesario.

Los humanos, los humanes, como decía Jesús Mosterín, somos depredadores y nos hemos colocado en lo más alto de la cadena trófica, pues devoramos de todo y no sólo para sobrevivir; es más, somos depredadores industriales. Pero los animales que son presas también sufren para que otros vivan; no se puede decir que en la naturaleza no hay sufrimiento. Lo cual no indica que los humanes no debamos hacer todo lo posible por evitarlo en nuestras sociedades, a nuestros semejantes y a nuestros animales. Por otro lado, la posición u ocupación del territorio por los animales significa el control sobre el alimento -las presas- y sobre la contnuidad de la especie concretada en la inseminación de los genes propios -control de las hembras-.

Haiku. El león macho no está controlado; si es derrotado por otro y no logra hacerse con un harén, estará limitado en su función reproductora, pero vaga sólo o con otros machos sin ceñirse a un territorio ni a un amo. De la disputa por la hembras surge el control sobre el harén y sobre los descendientes. Lo que importa es asegurar la herencia del vencedor, del más fuerte y sano, y de ahí que el nuevo rey mate a los herederos del viejo macho para provocar el celo de las hembras y asegurar su progenie; la victoria del rey reinante no es sólo sobre el macho derrotado sino sobre sus genes convertidos en descendientes. Y eso se hace con el control sobre la manada, sin ese control físico, violento, sobre las hembras y sobre el territorio (sobre las presas) no es posible transmitir nada, pues "la línea genética", o la descarga seminal no viaja sola hasta el vientre de las hembras.

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