Good morning, Spain, que es different
Maniobras olvidadas del catalanismo
Ante la lucha ofensiva de las clases subalternas, la derecha catalana, incluso la catalanista, no ha dudado en apoyar al poder central por brutal que haya sido (Proceso de Montjuic, Martínez Anido, Primo de Rivera, Franco). El que ahora se sienta capaz de volar sola y prescindir de ese apoyo indica el estado de confusión de la población trabajadora en Cataluña y el bajo nivel de lucha por un programa social, lo cual, desde el punto de vista político, revela la práctica desaparición de las izquierdas con planteamientos de clase.
“Francesc Cambó respetaba al rey Alfonso XIII
pero, con el tiempo, acabó teniendo la sensación de que el monarca no acababa
de comulgar ni con su persona ni con sus propuestas y que intentaba utilizarle
para sus maniobras. Ahora bien, hay que subrayar que Alfonso XIII nunca le opuso
grandes dificultades políticas. Había sido el propio monarca quien le había
facilitado el acceso al gobierno. Fue el monarca, y no los políticos dinásticos,
quien forzó la formación de los gobiernos de concentración y la presencia de
los catalanistas de la Lliga en el gobierno a partir de octubre de 1917.
De
hecho, ambos personajes intentaron, con métodos de la vieja política,
solucionar problemas que ya eran fruto de la nueva situación social y económica
y exigían actitudes, procedimientos e instrumentos muy diferentes. Ni Francesc
Cambó se avino nunca a ser el líder de una nueva derecha reformista y
auténticamente democrática, como le reprochó Gaziel (Agustí Calvet) en 1931, ni tampoco Alfonso
XIII fue un jefe de Estado que actuara por encima de los partidos políticos y
que facilitara el libre tránsito a la participación ciudadana, como estaban
haciendo por entonces los monarcas de los países nórdicos, de Gran Bretaña, de
los Países Bajos o de Bélgica. Jesús Pabón sostiene que Francesc Cambó apoyó
siempre a la monarquía porque la consideraba un órgano de estabilidad política,
frente a la república, a la que identificaba con la revolución social. El mismo
político catalanista reconocía, ya en plena guerra civil, que él era un
pragmático: “Yo no soy monárquico de sentimiento, pero la reflexión me ha hecho
ver que en España no puede haber orden y paz sin monarquía”.
Borja
de Riquer: “Alfonso XIII y Cambó. La monarquía y el catalanismo político”,
Barcelona, RBA, 2013, p. 185-186.
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