domingo, 20 de marzo de 2016

Gobernar como Franco (2)

Good morning, Spain, que es different

No está de más recordar el uso perverso de los resortes del Estado de derecho que han hecho quienes han gobernado el país los últimos cuatro años, y que hoy lo siguen haciendo pertrechados con extraordinarias e ilegítimas competencias.
Mariano Rajoy ha utilizado la mayoría absoluta para gobernar como un autócrata, ha sido el Jefe del Gobierno que más veces ha utilizado un procedimiento de urgencia (más que Aznar, incluso), como es el decreto-ley, para legislar de forma ordinaria sobre asuntos de tanta trascendencia como la reforma laboral o el rescate de la banca (decidido sin debate), y hacerlo desde bien pronto (el primer año: 16 leyes y 28 decretos); en total 75 decretos de una suma de 145 proyectos de ley; de los 163 tramitados, 59 lo han hecho por la vía de urgencia. Es un Gobierno que ostenta el demérito de haber reformado 26 leyes de una vez y sin debate parlamentario, y que más veces ha rechazado la comparecencia de Rajoy y de los ministros en las cámaras y ante los periodistas.
Rajoy ha sido el gran ausente en el Congreso, el gran silencioso y el gran mentiroso: en los tres primeros años, el PP rechazó el 63% de las peticiones de comparecencia; en 105 ocasiones ha vetado la de Rajoy, en 22 ocasiones la de Ana Mato, aunque también las de otros miembros del Gabinete, como la ministra Báñez, el ministro de Defensa o el de Interior. La norma ha sido rechazar de oficio la rendición de cuentas y, por supuesto, eludir cualquier responsabilidad política.
Rajoy ha estado ausente en el 85% de las votaciones y sólo ha comparecido en el Congreso dos veces de forma extraordinaria; una vez (el 1 de agosto de 2013) a propósito del caso Bárcenas, y fue para mentir a la cámara, a pesar de las numerosas peticiones de la oposición para responder por los casos de corrupción. La Vicepresidenta sólo ha comparecido una vez en cuatro años en la Comisión Constitucional, a la que debe rendir cuentas de su actividad.
La reforma de la administración de Justicia, la polémica Ley de Enjuiciamiento Criminal, que acorta el tiempo de investigación de los jueces, la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, la Ley de Seguridad Nacional y la Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana (“ley mordaza”) forman un paquete legislativo propio de una situación extraordinaria, que no se da en el país, pero necesario para dotar al Gobierno de los excepcionales poderes que necesita para aproximarse lo más posible a la forma de gobernar del general Franco.

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