jueves, 2 de julio de 2015

V Congreso PSUC

Un apunte extemporáneo sobre el tema que plantea Luis Roca Jusmet
Alude al PSUC y a las consecuencias de su evolución o degeneración, como se quiera interpretar, que tiene lugar a partir del V Congreso (enero 1981), como máxima expresión de la crisis teórica y política del comunismo en España, pues afecta también al PCE, seguida de lo que se llamaría “crisis del marxismo”, que afecta a todos los partidos de la izquierda, teniendo como escenario internacional la gestación de la gran “reacción conservadora”.  
En el V Congreso, el PSUC, que ha perdido la mitad de sus militantes, está dividido entre tres facciones: eurocomunistas (A. Gutiérrez, López Raimundo), prosoviéticos (Ardiaca) y leninistas (F. Frutos). Pero lo fundamental, desde el punto de vista de lo que hoy sucede, es que, por encima de las definiciones, de las apelaciones a la democracia interna, de las críticas a Carrillo, de quitar o dejar en los Estatutos la definición de “leninista”, de eurocomunismo sí o no, de la justificación de entrada del ejército soviético en Afganistán, etc, etc, lo que el PSUC, como el PCE, acusa es la rápida y contundente ofensiva burguesa que tiene lugar una vez asentado el nuevo régimen. Es decir, la ruptura unilateral del consenso y el agradecimiento al PCE-PSUC por el servicio prestado en la instauración del régimen democrático y la restauración de la monarquía. Y que la salida negociada a la dictadura (la ruptura pactada, según Carrillo), desechado el gobierno de concentración propuesto por el PCE, el de Salvación Democrática (propuesto por el PTE) y otros auxilios igual de imaginativos, ha colocado a la UCD en la posición para llevar adelante la salida de la crisis desde los intereses del capital (la transición pasó sigilosamente por el tema de la propiedad económica). Lo cual supone una restricción de las luchas populares (menos democracia para los trabajadores) y la imposición de duras medidas de ajuste para salir de la crisis cargando, como ahora, el peso de la austeridad sobre los asalariados, que se inicia con el Pacto de la Moncloa y sigue, imparable, con el Estatuto de los Trabajadores, el Acuerdo Marco, la Ley Básica de Empleo y la Ley Antiterrorista, que son el fondo del escenario sobre el que actúan los planes económicos del gobierno de UCD y de las recién creadas patronales (CEOE, CEPYME, etc). Es decir, amparado por el marco de la Constitución recién aprobada, se abre la etapa constituyente de lo que serán los instrumentos de la dominación de clase para el período que se inicia. 
Todo lo cual entra en flagrante contradicción con el esfuerzo hecho por el PCE y el PSUC por llevar a los trabajadores y a clases populares la idea moderar las luchas para consolidar la democracia, de no provocar a la derecha (el “ruido de sables”), de huir de la huelgomanía y del asambleísmo, de aceptar las medidas de austeridad para salvar la economía nacional, y la necesidad de ser “realistas”...
Acompaño un artículo de Manuel Sacristán y de la redacción de “Mientras tanto” sobre el citado congreso.

http://elpais.com/diario/1981/01/22/espana/348966003_850215.html

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