Good morning, Spain,
que es different
En la
Conferencia Política, celebrada el pasado fin de semana, en el PP se han
felicitado por lo bien que les van las cosas, pues si no existe la mínima
autocrítica se supone que todo lo hecho está bien.
¡Somos
estupendos, presidente! Tenemos un logotipo nuevo, redondo como una moneda
-¿dinero?-, y un aire distinto con unos jovencitos -¡cachorros al poder!- en
puestos semiimportantes, porque los verdaderamente importantes, presidente,
secretario general y tesorero, están cogidos y, por obvias y sobradas (o
ensobradas) razones, no se sueltan ni a jóvenes ni a viejos.
Algunas
ideas viejas pero muy fashion, neoliberalismo a tope, ¡guay que “modelnos”
somos!, una cita de Antonio Machado, que se habrá revuelto en su tumba de
Colliure, y algunas frases con pretendida garra, como “Somos la España que
madruga”, que delata su intención de trincar desde hora temprana. Además, la
queja por lo que el ingrato PSOE ha hecho con ellos al pactar con fuerzas
hostiles para desalojarles de unos cuantos ayuntamientos, y finalmente ¡zaska!
el gran descubrimiento de las jornadas: a cada persona le corresponde un voto.
¡Albricias,
Mariano! Por fin habéis dado con la piedra angular de la democracia: una
persona, un voto. Ha costado, pero, lo habéis entendido. ¿Sí? ¿Seguro? Vale,
pero no lo parece, porque ¿habrá primarias o no las habrá? Pero dejemos eso, que a lo mejor se queda en
un sueño placentero.
Lo
importante es lo que España, según el PP, se juega en las elecciones generales:
o continuar por la senda de la recuperación de los beneficios empresariales (la
subida de salarios y pensiones, ya llegará, ¡qué impacientes son algunos!,) o
tomar el camino de Grecia, si el PP pierde las elecciones. Así, sin más.
“Avanzar o retroceder”, esta es la dramática disyuntiva.
Pues,
ya veremos, porque tiempo queda, pero de momento, en Europa retrocedemos, como
país y como gobierno, pues la gran operación estratégica de Mariano Rajoy de
colocar a De Guindos en la presidencia del Eurogrupo ha fracasado. Parece que
lo tenía medio pactado con Merkel, pero no sabemos si es que el traductor no
interpretó bien una de esas frases de manual de Rajoy o si la Cancillera ha
decidido que el servilismo no siempre debe tener recompensa. El caso es que ha
optado por el socialdemócrata holandés Dijsselbloem, lo cual dice mucho de por
dónde va la socialdemocracia europea y del papel que está representando Holanda
en la correlación de fuerzas.
Es un
revés que se suma al rechazo de Sainz de Vicuña para el Comité Ejecutivo del
Banco Central Europeo, con lo cual España ha perdido un puesto que había
conservado desde la fundación del Banco en 1999.
Si a eso añadimos que la vicepresidencia de Almunia en la
Comisión Europea se ha suplido con una comisaría de tercera fila (Arias Cañete en Energía), y que se ha
perdido la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones, que ostentaba
Magdalena Álvarez, habrá que convenir en que es rápida y notable la pérdida de
importancia de España, cuarta economía en el eurogrupo, en el conjunto de la
Unión Europea, en estos gloriosos años marianos.
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