martes, 14 de julio de 2015

El nuevo logo no vende

Good morning, Spain, que es different

En la Conferencia Política, celebrada el pasado fin de semana, en el PP se han felicitado por lo bien que les van las cosas, pues si no existe la mínima autocrítica se supone que todo lo hecho está bien.
¡Somos estupendos, presidente! Tenemos un logotipo nuevo, redondo como una moneda -¿dinero?-, y un aire distinto con unos jovencitos -¡cachorros al poder!- en puestos semiimportantes, porque los verdaderamente importantes, presidente, secretario general y tesorero, están cogidos y, por obvias y sobradas (o ensobradas) razones, no se sueltan ni a jóvenes ni a viejos.
Algunas ideas viejas pero muy fashion, neoliberalismo a tope, ¡guay que “modelnos” somos!, una cita de Antonio Machado, que se habrá revuelto en su tumba de Colliure, y algunas frases con pretendida garra, como “Somos la España que madruga”, que delata su intención de trincar desde hora temprana. Además, la queja por lo que el ingrato PSOE ha hecho con ellos al pactar con fuerzas hostiles para desalojarles de unos cuantos ayuntamientos, y finalmente ¡zaska! el gran descubrimiento de las jornadas: a cada persona le corresponde un voto.
¡Albricias, Mariano! Por fin habéis dado con la piedra angular de la democracia: una persona, un voto. Ha costado, pero, lo habéis entendido. ¿Sí? ¿Seguro? Vale, pero no lo parece, porque ¿habrá primarias o no las habrá?  Pero dejemos eso, que a lo mejor se queda en un sueño placentero.
Lo importante es lo que España, según el PP, se juega en las elecciones generales: o continuar por la senda de la recuperación de los beneficios empresariales (la subida de salarios y pensiones, ya llegará, ¡qué impacientes son algunos!,) o tomar el camino de Grecia, si el PP pierde las elecciones. Así, sin más. “Avanzar o retroceder”, esta es la dramática disyuntiva.
Pues, ya veremos, porque tiempo queda, pero de momento, en Europa retrocedemos, como país y como gobierno, pues la gran operación estratégica de Mariano Rajoy de colocar a De Guindos en la presidencia del Eurogrupo ha fracasado. Parece que lo tenía medio pactado con Merkel, pero no sabemos si es que el traductor no interpretó bien una de esas frases de manual de Rajoy o si la Cancillera ha decidido que el servilismo no siempre debe tener recompensa. El caso es que ha optado por el socialdemócrata holandés Dijsselbloem, lo cual dice mucho de por dónde va la socialdemocracia europea y del papel que está representando Holanda en la correlación de fuerzas.
Es un revés que se suma al rechazo de Sainz de Vicuña para el Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, con lo cual España ha perdido un puesto que había conservado desde la fundación del Banco en 1999.
Si a eso añadimos que la vicepresidencia de Almunia en la Comisión Europea se ha suplido con una comisaría de tercera fila (Arias Cañete en Energía), y que se ha perdido la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones, que ostentaba Magdalena Álvarez, habrá que convenir en que es rápida y notable la pérdida de importancia de España, cuarta economía en el eurogrupo, en el conjunto de la Unión Europea, en estos gloriosos años marianos. 

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