jueves, 16 de julio de 2015

Ágora a la “genovesa”

Good morning, Spain, que es different

El hombre que lleva cuatro años escurriendo el bulto, huyendo de la prensa y negándose a escuchar a la oposición; el hombre que veta las preguntas que no le gustan, suprime los debates y se ausenta del Congreso cuando le conviene; el hombre que comparece o “se aparece” en una pantalla de televisión, que gobierna el país a golpe de decreto sin dar cuenta de sus actos, y que fía admitir, “ad calendas graecas”, algún tipo de responsabilidad sobre su gestión y sobre la corrupción que anega a su partido, ha decidido debatir en el Congreso el rescate… ¡de Grecia!
Por imperativo mariano, el parlamento español va a discutir, ahora, en el verano de 2015, las durísimas condiciones que la Unión Europea y el FMI han impuesto al Gobierno griego para conceder el tercer rescate financiero al país heleno, cuando no hemos discutido los dos anteriores rescates a Grecia y, por no discutir, no tuvimos siquiera un debate parlamentario sobre el rescate de España, en 2012, porque el señor Rajoy no quiso convocar un pleno en el Congreso a tal efecto. Se supone que le pareció que la ocasión no lo merecía. 
Aunque no lo vieron así los gobiernos de otros países, pues los holandeses y los alemanes disfrutaron del privilegio de asistir, en sus respectivos parlamentos, al debate político suscitado por el rescate de España. Tuvieron más suerte, y mejor Gobierno, que los españoles.  
El hombre que, con estivalidad y alevosía, pactó con Zapatero la apresurada reforma del artículo 135 de la Constitución Española para adaptarla a las exigencias de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del FMI, ha decidido ahora debatir sobre el tercer rescate de Grecia. Pero, ¿qué broma es esta?
Ahora vamos a discutir sobre el rescate a Grecia, cuando en España no hemos podido asistir a un debate parlamentario sobre las condiciones impuestas por la “troika” para conceder un rescate destinado a salvar a bancos españoles en quiebra, porque se llama así, señor Rajoy, ¡un rescate!, aunque a usted y al señor Guindos les parezca “un préstamo en inmejorables condiciones” la concesión de unos fondos europeos, que han tenido como contraprestación un recorte brutal en gasto público, descenso de salarios, aumento del paro, de la pobreza, de la desigualdad y, naturalmente, de la deuda. ¿Qué broma es esta? ¿A qué viene este repentino interés en discutir, en una persona que se destaca por sus silencios?
Pues el interés está en convocar un debate, que, aprovechando el clima de opinión suscitado por el refrendo de Grecia y las incoherencias del PSOE, proporcione a Rajoy la ocasión de meter el dedo en el ojo a Pedro Sánchez y acusar a “Podemos”, que carece de representantes en el Congreso, de ser el partido de Tsipras en España.
A Rajoy no le interesan ni Grecia ni la suerte de los griegos, ni tampoco la suerte de los españoles de a pie, y mucho menos la opinión de sus adversarios políticos, sino tener la ocasión de acusarles, aprovechando la ventaja que proporciona la rígida ortopedia parlamentaria, con la única intención de detener el deterioro del PP que revelan las encuestas; simple oportunismo electoral. 

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