sábado, 21 de noviembre de 2020

Jacqueline (1)

Una historia de amor y saxo, pero sin sexo

 Episodio I

(Silencio; entra sonido: latidos regulares de ritmo cardíaco)

Me sudan las manos... Y el corazón, con un ruido sordo y acompasado, me late apresuradamente.

A cada golpe cardíaco, como si estuviera impulsado por el vigoroso contrabajo de Ron Carter, noto, dolorosamente, en las venas de las muñecas y en la articulación del brazo, el paso de la sangre ascendiendo rítmicamente hasta las sienes. Una vez allí, el rojo torrente, persistente y cadencioso como un "walking bass", se enseñorea de la cabeza hasta aturdirme.

Casi puedo sentir que el corazón está afinado y que cada latido, marcado con un certero golpe de dedo sobre la cuerda, es una nota invitándome a entrar en la "jam session" con un largo gemido de saxo... (entra saxo: “Dear lord” de John Coltrane).

Es tanto el ruido que siento en la cabeza y dentro del pecho, que tengo miedo de que lo oigan los de ahí abajo.

Hay mucha gente concentrada; espero no tener demasiados testigos. De haberlo sabido antes, no hubiera venido; lo habría dejado pasar... Pero no, este es el momento de cumplir mi promesa.

Por más que lo intento, no consigo serenarme: el corazón sigue brincando y el sudor me gotea desde la frente, me humedece las manos y me empapa la camisa. Me muero de calor a pesar de estar a cubierto del terrible sol de Tejas, que, por otro lado, hoy no es muy fuerte; pero sudo, sudo como un condenado, que es lo que soy.

¿Y si lo dejara? Aún estoy a tiempo... al fin y al cabo, han pasado tantos años... Pero no debo; no puedo: me lo prometí a mí mismo y se lo prometí a ella. Le advertí que se acordaría de mí, y hasta hoy no he hecho nada para cumplir mi promesa. Y un hombre, aunque sea un desgraciado, o quizá por eso, debe responder de su palabra.

¿Y si no la cumplo? ¿Por qué empeñarme en cumplir la promesa hecha a una niña rica, altiva y caprichosa, que no se acordará de mí?

No hago más que pensar tonterías en vez de concentrarme en lo que me ha traído hasta aquí; debe ser por los nervios que me dominan. Pero no debo dudar ni un minuto más; hace años, tomé una decisión y ha llegado el momento de cumplirla con todas sus consecuencias.

 

Continuará

(Entra música: “Born to be blue” de Chet Baker).

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