Una historia de amor y saxo, pero sin sexo
(Silencio;
entra sonido: latidos regulares de ritmo cardíaco)
Me sudan las manos... Y el corazón, con un ruido sordo y acompasado, me late apresuradamente.
A cada golpe cardíaco, como si estuviera
impulsado por el vigoroso contrabajo de Ron Carter, noto, dolorosamente, en las
venas de las muñecas y en la articulación del brazo, el paso de la sangre
ascendiendo rítmicamente hasta las sienes. Una vez allí, el rojo torrente,
persistente y cadencioso como un "walking bass", se enseñorea de la
cabeza hasta aturdirme.
Casi puedo sentir que el corazón está afinado
y que cada latido, marcado con un certero golpe de dedo sobre la cuerda, es una
nota invitándome a entrar en la "jam session" con un largo gemido de
saxo... (entra saxo: “Dear lord” de John Coltrane).
Es tanto el ruido que siento en la cabeza y
dentro del pecho, que tengo miedo de que lo oigan los de ahí abajo.
Hay mucha gente concentrada; espero no tener demasiados testigos. De haberlo sabido antes, no hubiera venido; lo habría dejado pasar... Pero no, este es el momento de cumplir mi promesa.
Por más que lo intento, no consigo serenarme: el corazón sigue brincando y el sudor me gotea desde la frente, me humedece las manos y me empapa la camisa. Me muero de calor a pesar de estar a cubierto del terrible sol de Tejas, que, por otro lado, hoy no es muy fuerte; pero sudo, sudo como un condenado, que es lo que soy.
¿Y si lo dejara? Aún estoy a tiempo... al fin
y al cabo, han pasado tantos años... Pero no debo; no puedo: me lo prometí a mí
mismo y se lo prometí a ella. Le advertí que se acordaría de mí, y hasta hoy no
he hecho nada para cumplir mi promesa. Y un hombre, aunque sea un desgraciado,
o quizá por eso, debe responder de su palabra.
¿Y si no la cumplo? ¿Por qué empeñarme en
cumplir la promesa hecha a una niña rica, altiva y caprichosa, que no se
acordará de mí?
No hago más que pensar tonterías en vez de
concentrarme en lo que me ha traído hasta aquí; debe ser por los nervios que me
dominan. Pero no debo dudar ni un minuto más; hace años, tomé una decisión y ha
llegado el momento de cumplirla con todas sus consecuencias.
Continuará
(Entra música: “Born to be blue” de Chet Baker).
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