viernes, 22 de marzo de 2019

Torra, un trilero


A propósito de un comentario de María José Peña sobre el gesto de Quim Torra de descolgar una pancarta amarilla del balcón de la Generalitat, como le pedía la Junta Electoral Central, y colocar otra igual de color balnco.
   
Discrepo amablemente, Maria Jose Peña. Y entiendo tu enfado, que también es el mío, ante esta continua tomadura de pelo en que se ha instalado no sólo Torra, sino el Govern. Una política dedicada, no a gobernar en Cataluña, como es su obligación (que ese sí es el mandato recibido de las urnas), sino a estorbar y a encrespar los ánimos en el resto de España y, a ser posible, en Europa, convirtiendo los insensatos deseos de unos pocos en el primer problema nacional y, a ser posible, continental, según mandato recibido de los dirigentes encarcelados y del gran ausente que vive en Waterloo.
Resistir la aplicación de las leyes, las españolas y las catalanas, no es sólo un desafío a Madrid, al gobierno central o a España, al exhibir pancartas separatistas y lazos en instituciones públicas, sino una muestra de ventajismo electoral respecto a los partidos políticos catalanes que no son separatistas.
Lo curioso del caso, que revela la mentalidad del personaje y la actitud poco gallarda de los indepes, es cómo se expresa esta "resistencia" contra España, que se hace a base de mucha palabrería huera, de trucos y cambalaches y de maniobras de presunta astucia,
propias de pequeño tendero provinciano, del dueño del colmado que te tima en el peso o se equivoca a su favor al devolverte el cambio. Es decir, una política de grandes ambiciones, pero de recoger calderilla. No hay grandeza, hay trileros.
Y esto cabrea, pero hay que aguantar el cabreo y dejar que las instituciones hagan su trabajo: se apercibe, se reitera, la otra parte recurre, se vuelve a actuar y así sucesivamente... Es así, la democracia es lenta, porque ofrece garantías incluso a quienes quieren acabar con ella.
Hay que dejar que se recorran todos los pasos de procedimientos que son largos, que es lo que los separatistas no han hecho, porque en su ámbito han actuado a la brava, cambiando la legalidad a su gusto (por eso están donde están), y lo que vienen buscando desde hace tiempo, no lo olvidemos, es que el gobierno central se salte algún trámite para acusarle en seguida de no democrático, de opresor o de fascista. No hay que darles ese gusto ni pretextos para el victimismo, sino aplicar la ley, en la forma que corresponda, y dejar que se vayan cociendo en su propia salsa.
Tranquilidad y muchas sonrisas, porque el camino es largo.

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