Good morning, Spain, que es different
No
me gustan los escraches, ni las presiones, ni los actos chulescos, ni los
insultos cruzados entre partidarios y detractores del referéndum, en Cataluña y
fuera de ella, así que cuando leo y veo que en varias ciudades grupos de
personas han despedido con aplausos, gritos de “a por ellos” y banderas
nacionales (constitucionales), y en algún caso con presencia de mandos oficiales,
a los policías y guardias civiles que han sido enviados a Cataluña, pienso si
no nos habremos vuelto locos, porque no entiendo las razones de tales “homenajes”.
¿Son acaso enviados a una misión peligrosa? ¿Van a conquistar otro país? ¿Son los
independentistas catalanes delincuentes a los que hay que atrapar?
¿A
quién se le ha ocurrido esta idea de casquero?, con perdón de los casqueros, o ¿es
el resultado de actos espontáneos en un clima de opinión que favorece la
insensatez colectiva? Si es así, qué mal estamos.
Al
ver las fotos, de pronto me he acordado de gritos como aquel de “Pujol, enano,
habla castellano”, que tanto han hecho por emponzoñar el problema, con
independencia de las cuentas que tenga pendientes la familia Pujol con la administración
de justicia.
Los
policías y guardias civiles que se han enviado a Cataluña no son los tercios de Spínola que iban al norte a impedir
que en Flandes se pusiera el sol, por utilizar el título de la obra teatral del
catalán Eduardo -Eduard- Marquina. Un disparate, los gritos y las banderas no
la obra de teatro, aunque en todo este asunto del refrendo y del “procés” hay
mucho de teatral, de impostación, de estudiada gesticulación por todas partes. Y
un exceso de banderas y de banderías. Y dentro de esta lógica, en un gesto de
ampuloso patriotismo, desde el PP de Madrid se pide una jura de bandera
multitudinaria, como respuesta al referéndum del 1 de octubre.
Pero
hombre, o mujer, pues no sé de quién ha sido la idea, déjense de juramentos y
den más argumentos, a los que se quieren separar y a los que no queremos que
haya separación alguna, porque hasta ahora, por parte del Gobierno y del Partido
Popular, han faltado razones políticas, económicas, culturales, sociales,
artísticas, deportivas o geoestratégicas en favor de la permanencia de Cataluña
en España. Se diría que no las tienen, pero a mucha gente ya no le basta con la
vieja retórica de la unidad de España fundada en la gesta de Don Pelayo, la Reconquista,
América, Lepanto y el imperio donde no se ponía el sol.
El patriotismo de hoy debería
estar fundado en razones más actuales, que en el PP no se ven por parte alguna.
Y conformarse con el argumento de la salida de Cataluña de la Unión Europea, me
parece pobre y cómodo, porque se hace descansar la defensa de lo que se
considera un bien nacional en la opinión de terceros países. Lo dicho, percibo
mucha pereza entre estos patriotas.
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