viernes, 21 de julio de 2017

Capitalismo y nación

Luis Roca Jusmet plantea: Una doble formulación a discutir
1) Considerar el capitalismo como un sistema de mercantización absoluta basada en una lógica de beneficio sin límite, con Estados nacionales en los que la oligarquía burocrática se alía con la oligarquía económica.
2) Todo lo que beneficia esta dinámica es capitalista y lo que va en contra anticapitalista.
A nivel ideológico, económico político.


Respuesta:
Comparto y añado: 
1) Podíamos decir estados "residualmente" nacionales, en los que el mercado, impelido por las grandes corporaciones y el sector financiero, ha desbordado el marco nacional para operar a escala mundial. El mismo proceso, pero con más retraso y dificultad, ocurre a escala política. Y otro tanto sucede con la producción no material de mercancías, con las dinámicas de la información, la comunicación, la producción cultural, etc, etc, que forman un flujo que Ramonet ("Un mundo sin rumbo") define como IIPP: inmediato, inmaterial, permanente y planetario, que desborda, de nuevo y con gran facilidad los marcos nacionales. Frente al cual, los valores nacionales en los cuales se sustenta una identidad, que falazmente se quiere presentar como permanente, van perdiendo eficacia y se convierten en folclore, que merece ser conservado, claro, como un producto del pasado, pero que no es capaz de alumbrar el futuro, por mucho que se esfuercen algunos. 
2) Teniendo en cuenta que hoy, y quien sabe durante cuanto tiempo, el capitalismo es el modo de producir y de vivir dominante, cualquier proyecto político, de partido grande o pequeño, de izquierdas o de lo que sea, de país grande o pequeño, que no tenga en cuenta este fenómeno y lo coloque en el centro de su estrategia, fortalece el actual estado de cosas.

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