miércoles, 17 de junio de 2015

Stalin 2

Comentario al post de Aleix R-P a propósito del artículo de J. Alvarez Junco en Infolibre (16-6-2015) en respuesta a las objeciones al suyo sobre sobre Stalin (El país,) 
Si colocamos a Marx en su época y a los padres fundadores de EE.UU. en la suya, las cosas se ven mejor. La independencia de las 13 colonias británicas, guerra por medio, la instauración de la república, los principios de la Declaración de Independencia y luego de la Constitución de 1787, son un avance respecto a la Inglaterra de Jorge III, el rey loco. Como la Revolución Francesa y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano lo fueron respecto a la monarquía de Luis XVI. Y la Constitución española de 1812 era mejor que el absolutismo de los Borbones. Marx, mediado ya el siglo XIX, percibe los límites de los derechos del ciudadano y critica la formalidad del sistema representativo burgués. No obstante apoya los movimientos democrático burgueses donde se produzcan: "En Francia los comunistas se suman al Partido Socialista Democrático... En Suiza apoyan a los radicales....Entre los polacos, los comunistas apoyan al partido de la revolución agraria... En Alemania, el Partido Comunista lucha de acuerdo con la burguesía, en tanto esta actúa de manera revolucionaria contra la monarquía absoluta... Los comunistas trabajan en todas partes por la unión y el acuerdo entre los partidos democráticos de todos los países " ("Manifiesto del PC"). A lo largo de su vida, Marx fue muy crítico con el Estado burgués y con la restrictiva democracia de entonces como forma política del capitalismo, pero salvo algunos principios generales no hizo una aportación positiva de la democracia real, no formal, ni del futuro Estado obrero, o no burgués, tarea que dejó aplazada hasta terminar El Capital, que finalmente quedó inconcluso. Ambas cosas, la crítica a la democracia formal (o burguesa) y la ausencia de una teoría sobre la democracia no formal (obrera, o como se la quiera llamar) dejaron el camino preparado para que germinaran muchos de los errores de la izquierda posterior. Dicho lo cual, no veo mal que se rinda homenaje a los padres fundadores de la Revolución Americana, a los de la Francesa, a los constituyentes de Cádiz y al mismísimo Pericles, pues apoyándose los unos sobre los otros hemos llegado hasta aquí y podemos plantearnos metas más ambiciosas. Aunque tal cómo está las cosas, bastante trabajo hay por delante para conservar lo que tenemos, que de ellos procede.

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