Good morning, Spain, que es different
La
constitución de ayuntamientos a partir de candidatos y programas surgidos o
apoyados por plataformas ciudadanas es un hecho nuevo en la historia reciente, que
aún alcanza más relieve por tener como escenario ciudades como Madrid, Barcelona,
Zaragoza, La Coruña, Cádiz, Castellón o Santiago.
La
conjunción de la recesión económica y la crisis institucional ha generado como
reacción el interés de la ciudadanía por la política, considerada como algo
propio. La mal llamada desafección política de los ciudadanos era en realidad la
desafección hacia los políticos profesionales y los partidos burocráticos encastrados en el Estado, que, persiguiendo sus intereses, habían olvidado que
su papel en las instituciones era defender las demandas de los ciudadanos.
Las
plataformas abiertas, plurales, incluyentes, horizontales y participativas son
los instrumentos que una parte de los ciudadanos y algunos partidos políticos han
montado para enfrentarse a las maquinarias electorales de partidos de corte tradicional,
en particular frente a los dos grandes, que funcionan de manera vertical,
jerárquica, a golpe de chequera y de crédito bancario para contratar agentes de
imagen, expertos en sondeos, campañas de marketing, medios de información
afines y periodistas serviles. En ese modelo, los resultados políticos dependen
del dinero invertido en promocionar a los candidatos, si se tiene, o en pedirlo
prestado a los bancos, con la obligación de devolverlo en dinero o en especie,
o ambas cosas a la vez, cuando los partidos se ponen a gobernar.
Ahora Madrid, Barcelona en Comú, Zaragoza
en común, Marea Atlántica, Por Cádiz sí se puede, Castelló en moviment, Guanyar Alacant y un largo etcétera han ofrecido con bastante éxito un modelo participación
política basado en la ilusión, las aportaciones voluntarias, el trabajo sin
remunerar, la capacidad para sumar multitud de iniciativas, el derroche de imaginación
y recursos caseros, surgido directamente de abajo, de la calle, de la
participación vecinal. Lo más cercano al modelo democrático rousseauniano ha
sido esta política artesanal.
La nueva gestión municipal
empieza con caras nuevas, programas nuevos y formas políticas nuevas. No está nada mal.
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