viernes, 5 de junio de 2015

Pasaban por allí

Good morning, Spain, que es different

La forzada dimisión de los dos consejeros de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar y Salvador Victoria, imputados por el juez que instruye el caso de la trama de corrupción montada por el exconsejero de Presidencia, Francisco Granados, ha sido presentada por ambos dimisionarios como una renuncia efectuada voluntariamente para facilitar, en la negociación con Ciudadanos, el acceso de Cristina Cifuentes a la presidencia de la Comunidad de Madrid..
Ambos pertenecen a la cuadra de Aguirre y forman parte de las huestes de relevo del Partido Popular, de los jóvenes cachorros y cachorras de la derecha, en particular Figar, miembro del clan Becerril, el sector más unido al Liderísimo, por su ejemplo y sus valores, pero son nuevas “bajas” de la guerra Púnica que se libra en el seno del PP madrileño para destronar a Esperanza Aguirre.
Salvador Victoria, abogado, tiene una larga data en la mamandurria como buen neoliberal conservador (“talibán neoliberal”, según sus adversarios) partidario del Estado mínimo, pero viviendo a su costa. Letrado de la CAM en 1997, en los primeros años de la década del 2000 fue asesor parlamentario de los ministros de Justicia (Acebes y Michavila), en 2003 Secretario General Técnico del grupo popular de la Asamblea de Madrid, diputado de la Asamblea desde 2009, Consejero de Asuntos Sociales con Esperanza Aguirre, Viceconsejero de Presidencia y Secretario General del Consejo de Gobierno de la CAM, responsable desde 2008 del aparato jurídico del PP en Madrid y desde 2012 Presidente del Comité Electoral, y Consejero de Presidencia, Justicia y Portavoz con Ignacio González y además Presidente del Canal de Isabel II.
De la trama de sus colegas de partido nada sabe, pasaba por allí.
Lucía Figar, de antigua familia franquista, está casada con el también olvidadizo en sus obligaciones fiscales, Carlos Aragonés, diputado en tres legislaturas y director del Gabinete de Aznar cuando fue Presidente de Castilla y León y luego del Gobierno español. Ha sido Secretario de Estudios y Programas del PP y desde 1993 miembro de la Ejecutiva Nacional.
Figar cursó la carrera de Empresariales en la rama de capitalismo depredador pero beato, léase neoliberal conservador. Empezó su carrera política en 1998, al lado de Alejandro Agag (el yernísimo), como asesora del Departamento de Asuntos Institucionales del Gobierno Aznar. En 1999, directora del Gabinete del Secretario General del PP europeo, que era Agag.  En el año 2000 volvió a la administración como directora del Gabinete del Secretario de Estado de Organización Territorial del Ministerio de Administraciones Públicas, Gabriel Elorriaga. Fue consejera de Inmigración y luego de Educación y Empleo con Esperanza Aguirre y de Educación, Deportes y Juventud con Ignacio González. Es Secretaria de Comunicación del Comité Ejecutivo regional del PP, cargo del que también piensa dimitir.
Al frente de la Consejería de Educación ha aplicado con rigor las medidas clasistas del neoliberal mandato de Aguirre para deteriorar la enseñanza pública y dar apoyo político y financiero a la enseñanza privada y confesional: privatización, precarización del profesorado, reducción del número de profesores y personal de apoyo, reducción del servicio de transporte escolar, rebaja del papel de las asociaciones de progenitores, despido de profesores interinos y amortización de plazas de profesores jubilados, cesión de colegios y de suelo público a empresas privadas, aumento de horas lectivas, supresión de becas, subvenciones a colegios privados y confesionales, enseñanza bilingüe (inglés), introducción de pruebas de evaluación del rendimiento de los colegios, programa de excelencia, que selecciona los mejores alumnos y los mejores colegios, y eliminación de las zonas escolares para crear un distrito único en el que los padres puedan elegir el centro más adecuado para sus hijos.
De la trama de Granados, nada sabe. También pasaba por allí. Ha dimitido, pero dice que tiene la conciencia tranquila. Eso es lo malo. 

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