lunes, 16 de febrero de 2015

Podemos

Comentarios a varios post de Luis Roca Jusmet
Podemos es el resultado de una operación de márketing político muy bien llevada a cabo y de una situación de indignación ciudadana sin aparente salida política. De un lado, la iniciativa de un reducido grupo de teóricos, con alguna experiencia política como asesores de gobiernos populistas de izquierda en América, y de otro una enorme masa de ciudadanos poco politizados y movilizados contra las medidas de austeridad, pero sin un horizonte político preciso. Ciudadanos que esperan que alguien dirija su enfado, que reciben como agua de mayo la llegada de un grupo salvador, que se acerca a ellos por medio de una audaz operación. Es decir, la convergencia, confusa y no sabemos si momentánea o duradera, de una vanguardia autoproclamada con el pueblo llano (no casta). En términos bíblicos, el pueblo escogido que espera la parusía, la llegada del redentor. Pero, ¡ojo!, que también el mensaje bíblico advierte sobre las asechanzas del Maligno, que puede presentarse como el Cristo, cuando es el anticristo, para confundir a los mortales. Pero no aseguro que este sea el caso.

En cierta medida, y salvando tiempo y distancia, Podemos me recuerda al PSOE renovado, el montado a partir del clan de los sevillanos para desmontar de la dirección al grupo de los viejos de Rodolfo Llopis. Fue una operación de gran envergadura, apoyada por la socialdemocracia europea, la confederación de los sindicatos alemanes (DGB), los sindicatos americanos y hay quien dice que la CIA, que puede ser verdad. Salvo personas, el PSOE había estado ausente de las luchas antifranquistas, y su aparición en el franquismo tardío fue una operación exitosa, si tenemos en cuenta que 7 años después de muerto Franco estaba gobernando. Se presentó con un lenguaje muy radical, que luego rebajó hasta lo más moderado de la socialdemocracia. Y Podemos va por ahí: lenguaje radical, programa tibio, tanto que disputa el espacio socialdemócrata al PSOE.

Me parece que Podemos debe demasiado a su proyecto de comunicación política, a su manejo de los tiempos en los medios de comunicación y en las redes sociales, dicho lo de sociales con todas las reservas que merece el contacto de individuos aislados a través de artefactos. Eso lo han hecho bien y han aprovechado el uso de un factor típico del periodismo, que es la novedad, pero lo que es nuevo no significa necesariamente que sea bueno. O no tan bueno como el publicitado mensaje dice, ni quizá tan nuevo, en el contenido no en el envoltorio, como parecía al principio. Percibo una gran ambigüedad en su mensaje, y en ese aspecto deben bajar del ámbito de las abstracciones al terreno de las definiciones, pero además deben elevar el nivel de su discurso y alejarse de los argumentos de barra de bar. Este es un momento muy propicio para hacer pedagogía política. Y buena propaganda.

Está en juego la pugna entre velocistas y corredores de fondo; los sprinters han tenido una arrancada muy fuerte, pero no sabemos lo que aguantarán con la ración de espinacas, pues se enfrentan a dos adversarios de izquierda cansados, uno a punto de tirar la toalla, pero sobre todo a un corredor de la derecha que tiene bastante fondo, es aficionado al doping y hace todas las trampas que puede. El resultado es incierto.

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