Good morning, Spain,
que es different
Por encima, o por debajo, de las declaraciones de unos y
otros, la crisis del PSOE en Madrid se ha saldado a la española, con un cerrojo.
La terminante destitución de Tomás Gómez como secretario general de los socialistas
madrileños se ha rematado cambiando la cerradura de su despacho. Para que no pueda
entrar, si es que le quedan ganas de volver.
El cerrojo se asocia frecuentemente con el fútbol -¡y qué
no se asocia con el fútbol en este país!-, en particular con la táctica que intenta
detener al contrario en la línea de defensa. Pero el cerrojo desborda el ámbito
deportivo para convertirse en una figura simbólica que representa una arraigada
costumbre en la política española.
Rafael Simancas, el flamante presidente de la gestora del
PSM, también fue víctima de un cerrojazo; primero de un robo, perpetrado por
dos tránsfugas de su partido -Tamayo y Sáez- (él y ella, paridad y lista
cremallera, hasta en esto no dejaron cabos sueltos los muñidores de la jugada),
que se dejaron sobornar por unos desconocidos cuya identidad y fines se desconocen
hasta la fecha, aunque todo apunta a la derecha política, que fue la
beneficiaria inmediata, y a la derecha económica, que lo ha sido con el tiempo.
La investigación del caso sufrió un golpe de cerrojo, del tema nunca más se
supo y Simancas perdió la presidencia de la Comunidad de Madrid en favor de
Esperanza Aguirre, que en aquellas fechas pasaba por allí.
Se ha usado el cerrojo, que es el obligado complemento de
la opacidad, de la propaganda y del autoritarismo, ante la solicitud de crear
comisiones de investigación, cuando no ha quedado más remedio que crearlas, el
cerrojo se ha utilizado para vetar a los comparecientes no afectos y cuando el
camino que llevaba la investigación no era el esperado, entonces se ha dado el
cerrojazo a la comisión y santas pascuas.
Todos los partidos han utilizado el cerrojo en un momento u
otro para no investigar casos de corrupción o de mala gestión en los que se han
visto envueltos, pero el que más ha utilizado este artero recurso ha sido el
Partido Popular, que es un partido de expertos cerrajeros.
Pero el cerrojo no es sólo una ilegítima herramienta que utilizan
los gobiernos para defender su gestión del control del adversario, sino un
estrategia de los dos grandes partidos para mantener el statu quo: ¿revisar el
modelo económico?, cerrojo; ¿reformar el sistema financiero?, cerrojo; ¿reformar
el sistema fiscal?, cerrojo; ¿reformar la ley electoral?, cerrojo; ¿reformar la
Constitución?, cerrojo; ¿reformar la ley de partidos?, cerrojo; ¿revisar el Estado
autonómico?, cerrojo; ¿revisar el papel de la monarquía?, cerrojo, cerrojo,
cerrojo.
Si se pasa lista a los grandes problemas económicos, políticos
y sociales del país, veremos que todos están clausurados por la misma política
del cerrojo. Mientras tanto, los ciudadanos somos cautivos de los carceleros.
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