viernes, 13 de febrero de 2015

Cerrojo nacional

Good morning, Spain, que es different

Por encima, o por debajo, de las declaraciones de unos y otros, la crisis del PSOE en Madrid se ha saldado a la española, con un cerrojo. La terminante destitución de Tomás Gómez como secretario general de los socialistas madrileños se ha rematado cambiando la cerradura de su despacho. Para que no pueda entrar, si es que le quedan ganas de volver.
El cerrojo se asocia frecuentemente con el fútbol -¡y qué no se asocia con el fútbol en este país!-, en particular con la táctica que intenta detener al contrario en la línea de defensa. Pero el cerrojo desborda el ámbito deportivo para convertirse en una figura simbólica que representa una arraigada costumbre en la política española.
Rafael Simancas, el flamante presidente de la gestora del PSM, también fue víctima de un cerrojazo; primero de un robo, perpetrado por dos tránsfugas de su partido -Tamayo y Sáez- (él y ella, paridad y lista cremallera, hasta en esto no dejaron cabos sueltos los muñidores de la jugada), que se dejaron sobornar por unos desconocidos cuya identidad y fines se desconocen hasta la fecha, aunque todo apunta a la derecha política, que fue la beneficiaria inmediata, y a la derecha económica, que lo ha sido con el tiempo. La investigación del caso sufrió un golpe de cerrojo, del tema nunca más se supo y Simancas perdió la presidencia de la Comunidad de Madrid en favor de Esperanza Aguirre, que en aquellas fechas pasaba por allí.
Se ha usado el cerrojo, que es el obligado complemento de la opacidad, de la propaganda y del autoritarismo, ante la solicitud de crear comisiones de investigación, cuando no ha quedado más remedio que crearlas, el cerrojo se ha utilizado para vetar a los comparecientes no afectos y cuando el camino que llevaba la investigación no era el esperado, entonces se ha dado el cerrojazo a la comisión y santas pascuas.
Todos los partidos han utilizado el cerrojo en un momento u otro para no investigar casos de corrupción o de mala gestión en los que se han visto envueltos, pero el que más ha utilizado este artero recurso ha sido el Partido Popular, que es un partido de expertos cerrajeros.
Pero el cerrojo no es sólo una ilegítima herramienta que utilizan los gobiernos para defender su gestión del control del adversario, sino un estrategia de los dos grandes partidos para mantener el statu quo: ¿revisar el modelo económico?, cerrojo; ¿reformar el sistema financiero?, cerrojo; ¿reformar el sistema fiscal?, cerrojo; ¿reformar la ley electoral?, cerrojo; ¿reformar la Constitución?, cerrojo; ¿reformar la ley de partidos?, cerrojo; ¿revisar el Estado autonómico?, cerrojo; ¿revisar el papel de la monarquía?, cerrojo, cerrojo, cerrojo.

Si se pasa lista a los grandes problemas económicos, políticos y sociales del país, veremos que todos están clausurados por la misma política del cerrojo. Mientras tanto, los ciudadanos somos cautivos de los carceleros.

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