Las procesiones son cabalgatas fúnebres, vayan por dentro o por fuera, en silencio o con saetas y banda de música; muestras de atávica idolatría, pero son dignas de verse como espectáculo y como expresiones de pública exhibición de creencias íntimas ultramundanas, propias de un país de conversos a palos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario