Podemos no está muerto... aún,
pero sí enfermo, aquejado de graves dolencias como: a) confusión política:
programa ambiguo y cambiante, lenguaje abstruso, que no aporta claridad sino
más confusión; b) actitud populista y oportunista: c) confusión organizativa, como
inestable confederación de grupos no ofrece una alternativa válida a los viejos
partidos y muestra el cesarismo de sus dirigentes, en particular del núcleo
madrileño y de PIT, que goza de unas atribuciones que superan las de los
secretarios generales de los partidos viejos. d) No aporta nada nuevo en
materia de ética para la izquierda, sino un nuevo fariseísmo moral y un
continuo espectáculo de luchas internas por el limitado poder del que disponen.
Efectivamente, hay
para dar y tomar. Y tomo una: la inanidad de Podemos y compañía -un tiro de
salvas-, ahora travestidos con el traje regional de "Adelante
Andalucía"; el lenguaje melifluo y el populismo transgresor de charanga y
pandereta aquí (de chistu y tamboríl y de cobla y sardana más arriba), muestran
la flatulencia que contenía el "núcleo irradiador". El vacío
rellenado con gestos aparentemente radicales pero provincianos. La pretendida
izquierda que recogía el impulso de los indignados por la crisis cede el
testigo a la derecha radical, y ya empezamos a seguir los pasos de Francia.
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