miércoles, 5 de diciembre de 2018

La enfermedad de Podemos

Respuesta a un post de Santiago Alba diciendo que Podemos está muerto.


Podemos no está muerto... aún, pero sí enfermo, aquejado de graves dolencias como: a) confusión política: programa ambiguo y cambiante, lenguaje abstruso, que no aporta claridad sino más confusión; b) actitud populista y oportunista: c) confusión organizativa, como inestable confederación de grupos no ofrece una alternativa válida a los viejos partidos y muestra el cesarismo de sus dirigentes, en particular del núcleo madrileño y de PIT, que goza de unas atribuciones que superan las de los secretarios generales de los partidos viejos. d) No aporta nada nuevo en materia de ética para la izquierda, sino un nuevo fariseísmo moral y un continuo espectáculo de luchas internas por el limitado poder del que disponen.

Efectivamente, hay para dar y tomar. Y tomo una: la inanidad de Podemos y compañía -un tiro de salvas-, ahora travestidos con el traje regional de "Adelante Andalucía"; el lenguaje melifluo y el populismo transgresor de charanga y pandereta aquí (de chistu y tamboríl y de cobla y sardana más arriba), muestran la flatulencia que contenía el "núcleo irradiador". El vacío rellenado con gestos aparentemente radicales pero provincianos. La pretendida izquierda que recogía el impulso de los indignados por la crisis cede el testigo a la derecha radical, y ya empezamos a seguir los pasos de Francia.

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