Breve introducción a la lectura del libro de Sunzi (Sun Tzu).
La
guerra es el asunto más importante para el Estado. Es el terreno de la vida y
de la muerte, la vía que conduce a la supervivencia o a la aniquilación. No
puede ser ignorada.
Así comienza Sunzi El arte de la
guerra. La guerra es un asunto
importante e inevitable; es un asunto
complejo, que depende de muchos factores (sociales, políticos,
económicos, orográficos, climáticos y, por supuesto, militares). Es un asunto colectivo: la guerra implica a
muchas personas, es asunto de masas,
de movilización de masas, pero también es un asunto de dirigentes.
Sunzi destina su libro a ilustrar
a los generales, no a la tropa; a los estrategas, a aquellos que deben hacer de
la guerra un ejercicio intelectual antes que un
ejercicio bélico o un asunto de preparación corporal y adiestramiento en el uso
de las armas.
El arte de la guerra data, aproximadamente, del último tercio
del siglo IV a.n.e., como hipótesis más probable.
Parece que Sunzi (544-496 a.n.e.)
fue contemporáneo de Confucio (551-479 a.n.e.) y que escribió, él o sus
discípulos (otra hipótesis), su libro en una etapa en que se producía en China
una profunda mutación política desde el período llamado de Primaveras y
Otoños (770-476 a.n.e.) a la etapa de los Reinos Combatientes (476-221
a.n.e).
Esta mutación, debida a la crisis
del régimen político aristocrático, consistió en concentrar en manos de unos pocos monarcas
autoritarios el poder que había estado repartido entre familias aristocráticas.
Así, el poder detentado por una numerosa y dispersa nobleza a lo largo de China
quedará concentrado en un soberano y centralizado en la capital de cada reino.
Con ello, aparece un nuevo tipo de relaciones entre los reinos, basado tanto en
la diplomacia como en los conflictos bélicos a gran escala.
Diferencias entre la noción de la
guerra por parte de la nobleza -período de las Primaveras y Otoños- y la
concepción de Sunzi en la etapa de los Reinos Combatientes.
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La guerra s/ la nobleza
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La guerra según Sunzi
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Función
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Simbólica: homenaje muertos
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Práctica: defensa y/o conquista
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Legitimidad
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Nobles: uso de la violencia
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Estado: uso de la violencia
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Actores
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Aristocracia y huestes
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Estratega, masas campesinas
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Fines
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Demostrar valor, honor
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Conquistar territorio, riqueza
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Forma
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Competición ritual, duelo
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Guerra de masas, levas
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Conocer
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Por adivinación
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Análisis racional, cálculo
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Normas
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Virtudes caballerescas
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Todo vale, incluso engañar
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Eficacia
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Destreza con las armas
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Estrategia. Disciplina
colectiva.
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Tropa
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Caballería, carros
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Infantería
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Efectos
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Guerra parcial
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Afecta a toda la población
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Rasgo distintivo fundamental
El rasgo distintivo fundamental
entre ambas formas de abordar el conflicto armado es el paso de la guerra al
modo aristocrático a la guerra de masas.
Lo que en la guerra, en la etapa
de Primaveras y Otoños, es demostración de la habilidad personal de los nobles
en la preparación corporal (artes marciales) y en la destreza en el manejo de
las armas, en la guerra según Sunzi es poder sobre las masas, visión de la
guerra a largo plazo -estrategia- y habilidad para disponer y utilizar las
tropas de modo eficiente en el combate. La preparación voluntaria del guerrero
de la nobleza, conseguida con un constante esfuerzo personal siguiendo el
estricto protocolo de las artes marciales, en la guerra de masas se sustituye
por la necesidad de mover con conocimiento, orden y eficacia grandes cantidades
de personas mediante el adiestramiento en la obediencia y la disciplina. La
lucha de masas reemplaza al duelo caballeresco.
Lo que en la guerra al estilo
aristocrático depende de la preparación individual, en la guerra de masas, según
Sunzi, se consigue con la fuerza del número, de gran cantidad de personas sin
gran preparación en las artes marciales. El éxito del estratega reside en lograr
que las levas de campesinos sin adiestramiento militar se comporten con
eficacia en el combate siguiendo las órdenes recibidas. El estratega debe
conseguir obediencia a sus órdenes para mover, en determinada dirección y alcanzar
determinados fines, a miles de individuos con independencia de su voluntad. El
ejército debe ser una máquina que responde de modo automático a las órdenes del
estratega.
En la guerra según Sunzi no cabe
el estricto y complejo ritual que envuelve y condiciona la guerra al modo
aristocrático, que obliga a los contendientes a dedicar mucho tiempo (toda su
vida) a conocer y perfeccionar unas reglas de combate muy estrictas, cuya
aceptación y cumplimiento son signos de nobleza.
El modelo de guerra según Sunzi
sobrepasa el conflicto como ocupación exclusiva del estamento aristocrático y
lo extiende a la población de todo el reino, adaptando su estructura, ingresos,
administración territorial y gobierno de las personas a los objetivos de la
guerra. Por ello, es un tipo de guerra que precisa del análisis racional y el
conocimiento general, del enemigo, del estado de las propias tropas, del
terreno y del clima; necesita de la información, del cálculo y del engaño (la guerra es el arte de engañar). Y el estratega es el que conoce y actúa según
estos principios, al contrario que en la guerra según la nobleza, en que la
adivinación jugaba un papel importante.
“El arte de la guerra” más que un
manual para la guerra es una reflexión filosófica sobre la naturaleza humana,
sobre el poder y la dominación. Sunzi no es un caudillo belicoso que se
complace en perseguir y destruir al enemigo, sino al contrario, muestra que la
guerra se debe evitar. Para él, la mejor victoria es la que se produce sin
combate – “los más deseable es someter al enemigo sin librar una batalla con él”-,
pero tampoco es un pacifista. Él admite la guerra, piensa que es mejor evitarla
-“En la guerra es preferible conservar un país que destruirlo, preservar un ejército
que destruirlo, preservar un batallón que destruirlo, preservar una compañía
que destruirla, preservar una brigada que destruirla. Por tanto, obtener cien
victorias sobre cien combates no es lo mejor. Lo más deseable es someter al
enemigo sin librar batalla con él”-, pero si no es posible apunta los
principios necesarios para ganarla -la guerra se estructura en cinco factores:
la virtud (la cohesión entre los superiores y el pueblo), el clima, la topografía,
el mando y la disciplina)-. El conocimiento de estos factores permite al buen
estratega someter a las fuerzas enemigas, pues “quien conoce al enemigo y se
conoce a sí mismo disputa cien combates sin peligro. Quien conoce al enemigo
pero no se conoce a sí mismo vence una vez y pierde otra. Quien no conoce al
enemigo ni se conoce a sí mismo es derrotado en todas las ocasiones”.
La edición de Trotta (2001) de “El
arte de la guerra” es bastante buena y trae una extensa introducción que ayuda
mucho a entender el texto. Y quienes sepan chino (imagino que mandarín) pueden
intentar entender al Maestro en las páginas finales.
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