lunes, 1 de mayo de 2017

El País

Antes leía el suplemento dominical de El País, no todo claro; luego sólo algunos artículos; de opinión, algún reportaje o entrevista, pero cada vez menos. Desde hace un tiempo, le echo una ojeada sin leerlo, y el de hoy ya está en la papelera. "El País semanal. Exclusividad sin límite. Especial lujo". No me interesa. 
El país de Cebrián y el mío cada día están más lejos. A lo mejor prescindo de él. Ya lo habría hecho si no fuera por algunas firmas que quedan todavía.
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 Ignoro quienes son los cerebros que dan forma a las ediciones, imagino que jóvenes, por el diseño y la falta de memoria que se trasluce (el otro día, alguien atribuía a Muñoz Molina, una frase de Marx en el Manifiesto del Partido Comunista, que el escritor español ha utilizado como título para uno de sus libros. Pero esa frase -"Todo lo sólido se desvanece en el aire"- ya la utilizó el filósofo norteamericano Marshall Berman para titular un libro suyo publicado en 1988). Sigo: tales jóvenes están ofreciendo un producto que como periódico es cada día peor, mientras dedican esfuerzos y dinero a editar una serie de suplementos destinados a "su público" de treintañeros sanos y triunfadores, o a "sus jóvenes" con ese "Tentaciones" que es un compendio de imbecilidades a todo color.

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