martes, 14 de febrero de 2017

Muguruza 1

Good morning, Spain, que es different
El síndrome del prisionero
He leído la columna de Félix de Azúa, en El País, sobre la entrevista que Eduardo Madina hace al cantante vasco Fermín Muguruza para la revista Jot Down, y después de leer la entrevista, no puedo estar más de acuerdo en la conclusión de Azúa: ¿Por qué quieren suicidarse los socialistas?
Los socialistas, y otros, parecen afectados por virus que ataca mortalmente a los partidos de la izquierda, que a la larga les incapacita para gobernar un país entero, al creer que llegarán a hacerlo si convencen a la gente de que es mejor trocearlo y luego sumar los trozos.
 El virus también afectó a los verdes. Parece mentira que quienes defienden con razón que ni el clima, ni el aire ni el agua tienen fronteras, cedan tan fácilmente ante los argumentos de los nacionalistas. Adjunto unas intervenciones mías sobre el mismo personaje y el mismo problema, en una polémica mantenida entre el sector rojizo y jacobino y el sector verdoso y periférico, de los verdes en Madrid, porque veo que en este asunto hemos avanzado poco. Y la evidencia más palmaria de lo que digo está en Podemos. Ahí va el primer texto.
Paco (nombre supuesto):
Sobre el caso de la denuncia del boicot a la actuación del cantante Fermín Muguruza, no me vale la comparación de la trayectoria de este músico con lo que pudieran hacer los verdes.
Lo que haga un miembro de Los Verdes, o incluso alguno de sus dirigentes, podemos pensar entre nosotros que no compromete al resto (aunque ante la opinión pública no lo tengo tan claro), porque esos hipotéticos casos aislados de crimen o matonismo a los que tú aludes no formarían parte de la práctica habitual del colectivo verde. Pero los conocidos métodos de amedrentamiento civil no son casos particulares en Herri Batasuna, sino que forman parte una meditada estrategia política, que se convierte en una praxis colectiva aplicada rigurosamente (el totalitarismo de HB empieza con los de dentro). La llamada "socialización del sufrimiento", promovido por la ponencia “Oldartzen” de ETA, es un proyecto violento contra la sociedad civil no nacionalista, y quienes han apoyado un programa político que la comparte, creo, en mi ingenuidad, que se han comprometido con ella, y más, en el caso de un cargo público, como es Muguruza.
Seguramente el ex Kortatu Muguruza será un buen chico, tendrá buen corazón y le gustará tocar la guitarra, cantar, reír y tomarse unos zuritos con los amigos, como tantos otros buenos chicos y chicas vascos, que creen a ciegas en los mitos del carlista naviero Sabino Arana, y que con su mejor intención y bondad de corazón están ayudando, por activa o por pasiva (en este caso por activa), a convertir en un infierno la vida de quienes no piensan ni sienten como ellos. Y esa es su responsabilidad, ni más ni menos. No tendrán las manos manchadas de sangre, ni podrán ser procesados por delitos, porque no los han cometido, pero su responsabilidad por haber apoyado ese estado de cosas no se la quita nadie. Como nadie se la quita a quienes apoyaron la dictadura de Franco, ni a los que ahora apoyan a Aznar. ¿O es que vamos a defender que los individuos no son responsables de las decisiones políticas que adoptan, aunque no sean delictivas? ¿O es que creemos que sólo los dirigentes o los gobernantes contraen responsabilidades políticas? ¿O es que, como el voto es secreto, el ciudadano ya no es responsable de lo que vota? ¿O es que el candidato Muguruza, militante y candidato abertzale, no se comprometía con el programa para el que pedía el voto?
Me parece que deberíamos ir, precisamente, en sentido contrario y hacer que la gente se sintiera responsable no sólo de sus acciones privadas sino también de las decisiones tomadas sobre lo público, sobre lo que afecta a los demás; esa es, al menos para mí, la noción más auténtica de ciudadanía. Si no aceptamos eso jamás comprenderemos la estabilidad de regímenes que nos parecen infectos, pero que reposan en una serie de factores poco visibles y, si quitamos el apoyo explícito y manifiesto, uno de ellos es el apoyo social conferido tácitamente por una serie de responsabilidades en cadena basadas en intereses y también en debilidades humanas como la supervivencia a costa de lo que sea, la comodidad, la búsqueda de seguridad, el miedo, la ignorancia, el dogmatismo, el pavor a la verdad, la defensa de lo que se tiene, el temor a que los cambios lleven a una situación peor, etc, etc.
Y que cante, si quiere, Muguruza, pero eso no evita que pertenezca, haya pertenecido o colaborado con un partido o coalición que no permite opiniones, habladas, leídas o cantadas, distintas de las suyas.
Viva Euskadi independiente, dices. Bueno, pero, ¿independiente de qué? ¿Independiente de quién? Si alguien me lo aclara, a lo mejor me apunto a la independencia y hasta me hago ciudadano vasco, si en ese futuro Estado vasco independiente voy a vivir mejor y a tener más libertad. Pero ni las teorías ni las prácticas de sus patrocinadores van en esa dirección.
Saludos.

7 de septiembre de 2003
Colectivo Red Verde

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