viernes, 3 de febrero de 2017

Empleo en USA


Al cabo de dos días de “buscar trabajo” había encontrado, en teoría, cinco empleos que me hubieran servido para ir tirando; así comprobé, mucho mejor que callejeando, cuánto espacio, cuántas posibilidades ofrecía aquel joven país a alguien con ganas de trabajar, y eso me impresionó. Por otro lado, todas esas idas y venidas de una agencia a otra, mis visitas de presentación a las empresas, me permitieron formarme una idea de la excelsa libertad que reinaba en el país. Nadie me preguntó por mi nacionalidad ni mi religión ni mi origen, y eso que había viajado sin pasaporte (algo inimaginable para nuestro mundo actual, un mundo de huellas dactilares, visados e informes policiales). Pero allí había trabajo esperando a las personas; eso y sólo eso era lo determinante. 
El contrato se firmó en pocos minutos, sin la enojosa intervención del Estado, sin formalidades ni sindicatos, en aquellos tiempos de libertad ya legendaria. Gracias las gestiones para “encontrar trabajo”, en aquellos primeros días aprendí más de América que en todas las semanas posteriores, durante las cuales recorrí, en calidad de turista despreocupado, Filadelfia, Boston, Baltimore y Chicago.

Stefan Zweig: El mundo de ayer, Acantilado, 2004, p. 245.

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