domingo, 12 de febrero de 2017

Ideologías

Respuesta a Luis Roca Jusmet

De acuerdo, Luis, pero no estoy muy conforme con que el problema de los partidos políticos no sea también ideológico. Creo que lo es, aunque de modo distinto para cada partido, si aceptamos que la ideología es dinámica, está en movimiento. 
La ideología, algo más complejo y elaborado que la mentalidad, nos proporciona los instrumentos para entender la realidad con el amparo de algunas líneas maestras dadas por valores religiosos, culturales, de costumbres, o políticos, por muy rudimentarios que sean. A veces, o mejor dicho muchas veces, la ideología se reduce a simples tópicos o frases manidas, pero que proporcionan un punto de vista y ciertos elementos de juicio por simples que sean; es un sistema de ideas, unas veces elaboradas y otras rudimentarias. 
La ideología ayuda a pensar y a entender y a actuar aun cuando no se haya investigado sobre el asunto en cuestión. La ideología, dice Martín Santos, permite actuar como si se tuviera la ciencia que no se tiene. Lamento ser pesado, pero este rodeo es necesario. Vayamos a los partidos: IU está penetrado de una ideología desfasada, que además le impide renovarse y ponerse al día. En este sentido es una fuerza conservadora, de izquierdas, por sus vínculos con cierto principios de clase y de historia, pero conservadora. El PSOE, por el contrario, desde una débil ideología socialdemócrata ha pasado, influido por la estancia en el poder, a asumir un neoliberalismo casi de forma entusiasta (recordemos a Boyer y a Solchaga). Es decir, se ha modernizado sin reservas, y de modo acrítico; ofrece social-liberalismo moderno para falto de sustancia. Podemos es un caso distinto: son completamente postmodernos, en el fondo y en las formas, porque han aceptado, casi con ansia, todo lo que ofrecen los mercadillos más vanguardistas en materia de ideas y actitudes, que en muchoss casos son contradictorios entre sí. De ahí viene su ambigüedad programática: hasta ahora la solución era el catálogo de Ikea, donde se ofrecían muebles y enseres políticos para todos los gustos y combinaciones, pero eso parece que se ha acabado. 
Otro caso distinto es el del PP, cuyo fondo ideológico está formado por el franquismo, el catolicismo y la moral tradicional, en las generaciones más viejas, a las que se suma el neoliberalismo conservador de los más jóvenes. No hay renovación ideológica, revisión crítica de la ideología (lo cual es difícil, y además, por ahora les va bien), sino adición de valores (o desvalores) nuevos ofrecidos por el pensamiento dominante, pero sobre todo lo que queda es un partido que, en su praxis cotidiana, se mueve más por el interés y por  conservar el poder a toda costa.

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