Los partidos carlistas han vuelto a dejar constancia de su pertinaz afán por reafirmar una de las señas de su enfermiza identidad provinciana al impedir que la reforma de la llamada “ley mordaza” siga el trámite parlamentario.
En una
reprobable muestra de cazurrería, ayer, en la Comisión de Interior del Congreso, ERC y Bildu votaron en contra y cerraron el trámite a una reforma que se venía
negociando desde hace un año. Sus representantes han puesto por delante del
acuerdo alcanzado en 36 artículos de los 54 que tiene la Ley, el narcisismo
regional de las “pequeñas diferencias”, centrado en cuatro aspectos de la ley,
alguno de ellos, ajeno, por cierto, porque como señaló Santiago, la ley no
alude al uso de las pelotas por parte de la policía. Que efectivamente se
deberían desterrar, pero ahí seguirán, y todo el utillaje de una ley pensada
para impedir las protestas de los ciudadanos, más que para garantizar su
seguridad.
Quizá sus votantes, si son tan
sectarios como ellos, estén muy satisfechos con este nuevo “golpe al Estado
español”, pero ayer, los representantes de ERC y Bildu, a los que parece que
les gusta la ley, se alinearon con el PP y con Vox, que defienden su permanencia
desde el españolismo más rancio y autoritario.
Para FB, 15/3/2023
No hay comentarios:
Publicar un comentario