6. Cualquier día, en cualquier esquina
Este es el título en España de una película
sobre el “romance” de una profesora de danza -recuérdese “Fama”, la película y
la serie de televisión- y un abogado de Omaha.
Hasta aquí, nada hay de particular en
una pareja, en el cine y en Nueva York, pero ¡ay!, ella es Shirley McLaine,
propietaria de una extraordinaria sonrisa, unos ojos pícaros y de las mejores
piernas de Hollywood (después de las de Cyd Charisse, claro está), y él es
Robert Mitchum, propietario de un rostro difícil de olvidar; un tipo apuesto y duro
de verdad. Éxito de taquilla asegurado.
Nueva York está llena de esquinas famosas,
Times Square, la del hotel Plaza, la de Radio City Hall, la de Tiffany, la del
Guggenheim, la del Empire State o la de la Gran Estación, entre otras muchas.
En el cruce de la Avenida Lexington con
la calle 51 está la esquina donde el aire que sale del Metro levanta las faldas
a Marylin Monroe, ante la complacida mirada de Tom Ewell, en “La tentación vive
arriba”, película donde se muestra la importancia del aire acondicionado en el
sofocante verano neoyorquino y en las calenturientas cabezas de maridos que se
quedan solos en la city, ante ingenuas
y voluptuosas vecinas, mientras sus familias han buscado el frescor del campo o
de la playa.
Hay una esquina que compite con Times Square, incluso enfrentada a esta,
pero está lejos y también en un cruce con Broadway. A la altura de la calle 23,
en el cruce de Broadway con la Quinta Avenida, junto a Madison Square Park, se
alza el Flatiron -“la plancha”-, un original edificio triangular, de 22 plantas
y 87 ms de altura, que parece la proa de un barco. Construido en 1902, fue, en
su día, el rascacielos más alto de Nueva York.
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