Por factores que ahora sería largo enumerar, como
la corrupción política, la desafección ciudadana hacia los gestores públicos,
los efectos de la recesión económica, el auge del independentismo, la difícil
aplicación de la Ley de la memoria histórica o la cercana exhumación de los
restos de Franco, entre otros, se ha acentuado el discurso crítico sobre la
Transición, sostenido con frecuencia por tópicas visiones del adanismo más
simple, de modo que, aprovechando las vacaciones, he impartido una especie de breve
seminario familiar, dicho de forma solemne, sobre el franquismo y espero
continuarlo con la transición.
En realidad han sido una serie de charlas
matinales con mis hijas para explicar, de manera rápida y ordenada, primero, y
estimular su conocimiento después, unas etapas de la historia de España que en
los apretados planes de estudio suelen ser tratadas de forma apresurada o
superficial, cuando no son claramente orilladas con el pretexto de la falta tiempo,
confiando en que los alumnos rellenen por su cuenta tales vacíos.
Una vez realizado el esfuerzo para la familia,
ofrezco el guion, con algunos datos y fechas, porque estimo más importante la
perspectiva general que los detalles, debiendo advertir, claro está, que la
selección de hechos que configuran el relato está realizada desde mi punto de
vista político y geográfico y que, sin bibliografía a mano y con difícil
conexión a internet, ha dependido en gran medida de una memoria ya flaca,
completada con algunos datos al regreso de las vacaciones.
El guion no marca un canon ni mucho menos, sino
una apretada síntesis de hechos conocidos, que cada uno puede aumentar o matizar
según su parecer y recuerdos, su punto de vista y su ubicación geográfica, para
insertar su particular peripecia en los sucesos de aquellos años, en el
supuesto de que los viviera y de que le interese realizar a día de hoy ese -útil
o inútil- ejercicio de introspección.
Sugiero,
igual que lo he facilitado a mis hijas, el título de algunas películas que
pueden ayudar a los más jóvenes a hacerse una idea de cómo era la España de
entonces, que, modestamente, estimo que es una gran laguna en el repertorio de
conocimientos académicos de las nuevas generaciones. Y quizá de las viejas.
EL
RÉGIMEN FRANQUISTA (1939-1975)
Primera
etapa. 1939-1959. Autarquía y dictadura, pura y dura
El 1 de abril de 1939, acaba la guerra civil -la
“cruzada”- con la victoria de las derechas del bando alzado el 18 de julio de
1936. Derrota de la República y exilio de republicanos. Septiembre: comienza la
IIª Guerra Mundial. España aliada de la Alemania de Hitler y de la Italia de
Mussolini. “División azul” a Rusia (1943).
Castigo a los vencidos; expolio de sus partidos
y sindicatos. Dictadura de clase de tipo fascista. Falange en el Gobierno.
Represión masiva; causa general contra “los rebeldes” (que fueron los leales al
régimen legal); ley de responsabilidades políticas, 150.000 personas ejecutadas
y desaparecidas (enterradas en lugares ignotos). Primeras leyes del Régimen: Fuero
del Trabajo, Ley de Cortes, Fuero de los Españoles, Ley de Sucesión, Principios
del Movimiento Nacional.
La
(simbólica) España imperial: “Una, grande y libre”. Estado corporativo, vertical
y autoritario. Vías de representación política: familia, municipio y sindicato.
Poderes
extraordinarios de Franco: Jefe del Estado, del Gobierno[1],
del Ejército y del partido único (Movimiento Nacional); preside el Consejo
Nacional y la Junta de Defensa Nacional, designa a los presidentes de las
Cortes, del Tribunal Supremo y el de Cuentas, del Consejo del Reino, del
Consejo de Economía Nacional y al Jefe de la Organización Sindical, nombra a los
ministros del gobierno, a 40 consejeros nacionales, a 25 procuradores en
Cortes, interviene en el nombramiento de obispos y designa a su sucesor (futuro
rey).
Partido único: el Movimiento Nacional -la Falange,
las JONS y la Comunión Tradicionalista (carlistas)-. Sindicato único -Central
Nacional Sindicalista-, que agrupa a empresarios y trabajadores. Religión
única: poderes y privilegios de la Iglesia católica: asignatura obligatoria en
la enseñanza -las 3 “marías” (religión, FEN[2], gimnasia)-, censura, calendario
oficial, representación en las Cortes.
Propaganda: planes de estudio, censura previa
de prensa y edición. Agencias oficiales de noticias: EFE y Pyresa. Cadena de
Prensa del Movimiento (40 diarios, 95 revistas); Radio Nacional (monopolio de
la información: “el parte”); red de emisoras de radio del Movimiento (un
centenar). NO-DO, noticiario obligatorio en los cines; años 40 y 50, cine
“imperial” y católico: “Alba de América”, “Raza”, “A mí, la legión”, “Juana la
Loca”, “Jeromín”, “Balarrasa”. Luego, neorrealismo español y novela y teatro social.
1945: acaba la IIª Guerra Mundial con la
derrota del eje Berlín-Roma-Tokio. El mundo se divide en dos bloques dirigidos
por EE.UU. y la URSS. Guerra fría. El régimen de Franco, superviviente pero
aislado, queda fuera de la ONU (retirada de embajadores).
Autarquía: producción para el consumo interior
(atraso tecnológico, carencia de materias primas). Escasez, cartillas de
racionamiento; mercado negro. Ayuda de Perón (carne y trigo). Precariedad: falta
de viviendas (realquilados) (“El pisito”, “El verdugo”); trabajo: sueldos
bajos, largas jornadas, pluriempleo.
1950: EE.UU. abre embajada en España. Primeras
respuestas populares a la dictadura: 1951: boicot a los tranvías en Barcelona;
1952: huelgas mineras en Asturias. 1952: España admitida en la UNESCO.
1953. Fin del aislamiento: Concordato con el Vaticano
y acuerdos con EE.UU. (créditos, bases militares, radio Liberty). 1955: España
en la ONU. (“Bienvenido, míster Marshall”).
1956: TVE empieza a emitir. Protestas
estudiantiles en varias universidades; tres meses de estado de excepción. XXº
Congreso del PCUS, informe crítico sobre Stalin. Jruschov propone la
“coexistencia pacífica” con el bloque occidental; el PCE: la “reconciliación
nacional”, democrático abrazo de las dos Españas.
1958. Huelgas mineras en Asturias (pozo “La
Camocha”: embrión de CC.OO.). Ley de convenios colectivos. Tratado de Roma
(Benelux, RFA, Francia, Italia): Mercado Común Europeo.
1959.
Fin de la autarquía. Plan de Estabilización. Depreciación de la peseta; bajón
salarial, emigración, entrada de capital extranjero; parcial liberalización
económica, comercio exterior. De forma subordinada, modesta, parcial y tardía
España se une al bloque occidental y al neocapitalismo europeo (capitalismo
controlado, régimen democrático y Estado del bienestar).
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