3. Midtown. Cerca del cielo.
El cogollo de Manhattan puede situarse en Midtown, que comprende, más o menos, desde el borde sur de Central Park
(calle 59) hasta la calle 31, donde se levanta el Madison Square, famoso por
las películas de boxeo (“Más fuerte será la caída”, “Marcado por el odio”, “Rocky”,
“Toro salvaje”, “Alí”).
Es una extensa zona para pasear, ver
tiendas (bastante caras), grandes almacenes y edificios, mirando hacia arriba
con la boca abierta, pues allí están levantados algunos de los más emblemáticos
rascacielos: el Rockefeller, la torre Trump, el Chrysler, el Lipstick, el
Empire State, el Seagram, el General Electric, el ancho edificio que fue de la
Pan American, entre otros muchos, antiguos y modernos, además de la Public
Library, en la 5ª Avenida con la calle 42, junto a Bryant Park; la catedral de
San Patricio (el desfile del día de San Patricio suele salir en películas de
policías), el Museo de Arte Moderno (MoMA) o la monumental estación Grand
Central, en Park Avenue, que conocemos por el cine pero que hay que ver por
dentro. Estando allí, por la calle 42 hacia el Este, se llega a la sede de la
ONU, a orillas del East River.
Por la misma calle, pero en sentido
opuesto se llega a Broadway, el barrio de los teatros, y a Times Square, donde
estuvo el famoso rotativo The New York
Times, en el cruce de la 7ª Avenida con Broadway; una de las esquinas más
conocidas de Nueva York por sus enormes anuncios y luces de neón, pero
concurrida y bulliciosa también de día.
Estando en Midtown se debe acudir a la
llamada de las alturas. Hay que hacer de turista sin complejos y subir al
Empire State, en la Quinta Avenida con la calle 34. Desde una azotea situada a
381 metros del suelo, la vista es impresionante. De estilo “art déco” e inaugurado
en 1931, fue el edificio más alto de la ciudad hasta la construcción de las
Torres Gemelas.
Allí arriba te sentirás como en el cielo
y recordarás la agonía de King Kong, en esa versión cinematográfica del cuento de
la bella y la bestia, y promesas de amor eterno, como las de Cary Grant y Deborah
Kerr en “Tú y yo” y de Tom Hanks y Meg Ryan en “Algo para recordar”.
Cuando
vuelvas a situarte a nivel humano, es decir en la calle, merece la pena
acercarse a Macy’s. Un edificio de 11 plantas, construido en 1902, que ocupa
una manzana y tiene el sabor de los antiguos grandes almacenes. Allí se rodó “De
ilusión también se vive”, una entretenida comedia navideña, que incluye el
tradicional desfile de carrozas de Santa Claus.
No desmerecen las vistas desde la
terraza del edificio Rockefeller-The top of the Rock (70 plantas y 260 metros
de altura)-, que, para algunos gustos, superan las del Empire State, pues mirando
hacia el sur, se ve a la izquierda el Chrysler, delante el Empire State y al
fondo el Lower Manhattan. Mirando hacia el este, el Lipstick, el Chrysler, la
ONU y el East River con la isla de Roosevelt y, al otro lado, Queens. Y mirando
hacia el norte, se ve la parte alta de Midtown, detrás Central Park, flanqueado
por el Upper East Side y el Upper West Side y, al fondo, en la lejanía, Harlem
y el Bronx.
El “Top”, ubicado en un conjunto de
edificios de negocios del mismo nombre -familia de millonarios petroleros
(Standard Oil)-, tiene delante una escultura dorada de Prometeo y la famosa
plaza donde se colocan, durante las fiestas navideñas, el árbol y la pista de
patinaje sobre hielo, que salen en tantas películas.
Es inútil buscar los escenarios de West Side Story (“Amor sin barreras”).
La historia de Romeo y Julieta entre pandillas de emigrantes latinos e
irlandeses, los Jets y los Sharks, que bailan al compás de la
música de Leonard Berstein. Una parte eran decorados, otra un barrio en
demolición, en el lado Oeste de Midtown, entre la Octava Avenida y el Hudson.
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